Mi experiencia en el Rotary

De  haber viajado hacia el fin de semana pasado mi amigo Francisco Huanacune a Buenos Aires tal como había en principio previsto, no solo él se hubiese privado de participar, y disertar en su caso, en una excelente reunión de uno de los Rotary Club que activan en Mar del Plata, sino también yo misma. Y la verdad, aunque solo esto lo podía saber una vez hecha mía la experiencia, tal vez en mi fuero interno hubiese en los días que siguieron intuido que algo importante había dejado de hacer el martes por la noche de no haber concretado finalmente Francisco la charla sobre comunicación que tituló “Una preocupación y una gran esperanza”.

Me alegro en verdad que las cosas se hayan llevado a cabo, pues el Rotary Club Mar del Plata Sud, del distrito que los rotarios denominan de acuerdo a sus usos y costumbres por un número, el 4920, constituyó el escenario ideal para que Francisco, durante poco más de veinticinco minutos expresase su justificada preocupación en torno a la necesidad de mejorar la calidad de lo que se informa a través del internet a fin de elevar el nivel de calidad de la comunicación. En una nutrida reunión, presidida muy amicalmente por Guibert Englebienne, luego de expresar el respeto por el pabellón argentino y el del Rotary, un exquisito ágape sirvió de antesala para la disertación de Francisco y para sorpresa mía, también, de la exposición de proyectos de este fraternal y dinámico colectivo.

No quería dejar pasar el tiempo, a sabiendas sobretodo que con el paso de los días las imágenes y detalles se diluyen, para dejar sentado que me causó una muy buena impresión ver lo que se puede proyectar y concretar cuando un grupo de personas se unen para confraternizar no solo entre ellos, sino, por lo que escuche, también con la comunidad. Porque los proyectos que uno de los jóvenes expuso, de no recordar mal, uno del Rotarac, el denominado Rotary en Acción, concernían escuelas y actividades filantrópicas; algo de lo que realmente se necesita en nuestros días, en los que no todos piensan y actúan de esa manera cuando se proyectan hacia los demás.

Y eso no es todo, pues cuando parecía que todo concluía dos miembros jóvenes, uno de ellos Daniel Pedemonte, hicieron uso de la palabra para exponer una iniciativa orientada a valorizar el emprendimiento de los miembros de su colectividad. Para ser más precisa, se trataba de la creación de un Grupo de Gestión de Ideas y Emprendimientos, una iniciativa que, tal como le señalé a Francisco y, luego, a Vatiu Koralsky, llamó mucho mi atención dado su alcance y su metodología, ya que de lo que se trata es de crear una sinergia a partir de las capacidades de los participantes, para de esa manera potenciar la especificidad de cada uno de ellos. Una magnífica idea.

Que han habido momentos de verdadero enriquecimiento durante esta primera estadía de Francisco en Mar del Plata, los han habido, pero este, el de la noche del martes 21 de febrero, fue un momento que además de interesante resultó sumamente importante para alguien como yo que desea compartir experiencias de este tipo. Momentos que intuyó deben constituir lo medular en una institución como el Rotary Club, ahora se, una institución presente en más de 200 países y que agrupa en más de 34 mil clubes a más de un millón 200 mil miembros: todo un emprendimiento de más de un siglo de existencia, 107 años para ser más precisa. ¡Felicitaciones!