Bipolaridad y chantaje

La Universidad César Vallejo siempre se caracterizó por tener uno de los equipos más serios en el fútbol peruano. Junto con la Universidad San Martín, Sporting Cristal y Juan Aurich se daban el lujo de tener a sus jugadores en las mejores condiciones posibles y de no tener problemas de ningún tipo con nadie. Un trabajo ejemplar en nuestro fútbol.

Tras la muy mal pensada huelga por falta de pagos de otros clubes y solidaridad extrema entre futbolistas, la dirigencia de la Vallejo (así como otros equipos) decidió despedir a todos sus jugadores por rebeldes y amenazar con retirarse del campeonato como protesta por la poca seriedad de este torneo.

Hasta ahí, una decisión fuerte pero respetable en todo sentido ya que la UCV es un equipo que no tiene deudas ni problemas con nadie. El presidente César Acuña y su hijo (y vicepresidente) Richard anunciaron que despedían a los jugadores por falta de lealtad y por darle la espalda al club que nunca les falló, se retiraban del fútbol peruano y junto con la San Martín decían hasta nunca.

La bipolaridad de los Acuña, en conjunto con varias conversaciones con agremiados y jugadores terminó en una decisión más que polémica. El equipo se quedaba en primera pero igual despedía a todos sus jugadores si estos no accedían al pedido (exigencia) de renunciar a la Agremiación. Un chantaje, así de simple.

Con el pasar de los días y de las reuniones con el plantel, la directiva manifestó que solo se quedarían los jugadores juveniles ya que no se llegó a un acuerdo con los demás futbolistas. Las críticas les llovían por todos lados y se pactó una reunión de emergencia en la que se trataron 3 puntos importantes y ya no chantajes: 1) Pedir disculpas. 2) No participar en una próxima huelga y 3) Pedir elecciones en la Agremiación.

Poco a poco se empezó a confirmar la permanencia de los jugadores hasta que el plantel, en casi toda su plenitud, fue ratificado en el equipo. Los que no han sido confirmados están aún en conversaciones para ver qué será de su futuro.

Los Acuña siempre han sido polémicos en sus declaraciones, pero la calentura les jugó una mala pasada esta vez. Anunciar el retiro del equipo y el despido de los jugadores, con chantaje incluido, ha sido una muy mala movida para un par de dirigentes que se llaman serios. ¿Sigue siendo serio alguien que paga al día pero que chantajea a sus jugadores?

Al parecer, la lacra dirigencial se le está pegando a varios y, lamentablemente, a los llamados a ser los salvadores de este herido fútbol peruano. Queda muy claro que la seriedad dirigencial no es solamente pagar al día.