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Viernes 02 de marzo 2012

El fin de la PUCP

Por Víctor Robles Sosa (*)
El fin de la PUCP
Foto: Pucp.edu.pe

A menos que las autoridades de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) den a última hora un giro de 180 grados en su rebeldía contra la autoridad de El Vaticano, y se sometan al mandato pleno de éste, el próximo 8 de abril se vislumbra como el comienzo del fin de ese centro de estudios como parte de la Iglesia Católica.

Ello supondrá que la universidad perderá el título de pontificia y la condición de institución católica, cerrándose así un problema que comenzó hace casi 30 años, cuando las autoridades de entonces de la PUCP se negaron por primera vez a adecuar sus estatutos a las normas que regulan a las universidades católicas del mundo.

La PUCP dice que acepta la autoridad de Roma en todo, excepto en materia de elegir a su Rector y demás autoridades, porque la Ley Universitaria establece que dicha elección le corresponde solo a la Asamblea Universitaria.

Ello no es verdad, pues la ley señala que, por excepción, las universidades católicas eligen a sus autoridades según sus propios estatutos aprobados por El Vaticano, y éstos disponen que el Rector debe ser elegido por Roma.

En cuanto a la disputa por el testamento de José de la Riva Agüero y Osma, el tema ya ha sido zanjado por el Tribunal Constitucional, que ha resuelto que la voluntad del testador es que la Iglesia administre los bienes de la PUCP, y que si ésta desapareciera, dichos bienes revertirían a la Iglesia Católica.

De otra parte, la Iglesia ha decidido poner fin a una situación intolerable en la que un grupo de personas ha venido utilizando a la PUCP desde hace décadas como cobertura para irradiar por excelencia un pensamiento único marxista.

El plantel docente de la universidad ha sido copado en su mayor parte por profesores que adhieren a esa corriente ideológica. Los profesores de otras corrientes de pensamiento tienen pocas horas de enseñanza o son simplemente relegados.

Como consecuencia de ello, la mayoría de los alumnos de la PUCP se proclaman abiertamente ateos anticlericales, y no tienen el menor reparo en burlarse de la Iglesia Católica, y de hacer escarnio de los valores que de ésta.

Intelectuales de la calidad de Francisco Tudela o Fernando de Trazegnies, por citar solo dos ejemplos, están proscritos en la cátedra en la PUCP por intolerancia ideológico-política. Lo mismo sucede con otros profesionales brillan en sus respectivos campos como el sociólogo Raúl González, o los economistas Carlos Adrianzen y Miguel Santillana. Así como estos hay muchos más.

La pluralidad de pensamiento y la apertura que deben caracterizar a toda universidad están ausentes en la PUCP. Han sido desplazadas por un grupo que, tras haber fracasado en la política, retornó a la universidad para convertirla en centro de difusión de su visión sesgada, intolerante y sectaria de la realidad nacional                     

(*) Periodista y analista político

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COMENTARIOS
1 comentarios
¿El fin o el comienzo? Según desprendo del tenor de su artículo, sería el comienzo, mas bien la continuidad de una universidad católica, con un intervalo de 30 años. Pienso que al final la verdad se va a imponer, no las ideas de los burócratas de esa universidad, secundados con estudiantes que mas que a estudiar van a ser proselitismo. Considero de que hay estudiantes que desean apoyar la verdad, y esta verdad consiste en que no se utilice el nombre de católica a una institución usurpadora de derechos. Solución: Marcial y seguidores múdense a otro lugar y acepten la voluntad de Riva Aguero.
02 de marzo 2012
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