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Lunes 05 de marzo 2012

¿El genial Bill Gates es un tonto?

Por César Sánchez Olivencia.
¿El genial Bill Gates es un tonto?
Foto: Voafanti.com

Motivado por la polémica que han despertado las opiniones de Bill Gates sobre el Perú, he decidido volver a escribir sobre este tema. Pero esta vez asumiré el papel de abogado del diablo; defendiendo la tesis de que el magnate no es ningún  tonto ni cosa que se le parezca. Ah, le pido perdón a un amigo que es más patriota que Andrés Avelino Cáceres.

Lo curioso de esta polémica es que -salvo honrosas excepciones- tirios y troyanos letrados e iletrados han tomado como caballo de Troya este tema, para aparecer en diversos medios “razonando” con argumentos que se parecen mucho a las telenovelas que no tienen un buen libretista, y que distan mucho  de ser publicables con dignidad.

¿Alguno de ustedes piensa que el fundador de Microsoft es un tonto? ¿O piensa que es un insensible? Ni lo uno ni lo otro. En primer lugar: Es casi seguro que Bill supere en inteligencia y genialidad al autor de este artículo que responde al nombre de César Sánchez Olivencia; y con esto ya digo mucho.

Por otro lado, los Gates dirigen “Bill and  Melinda Gates Foundation”, una organización benéfica que realiza donaciones a mucha gente pobre. Y lo hace con sus propios fondos. Es obvio que no están obligados a hacerlo. Figúrense que si todos los multimillonarios en el mundo,-como dice la sublime canción “Imagine”, del gran Lennon- incluyendo a reyes, reinas y algunos expresidentes, imitaran a mi patrocinado Bill, seguro que se acabaría parte de la pobreza en el mundo.

Señores lectores de “Generación”: pienso que la opinión del viejo Bill  es un   sarcasmo clásico, una burla mordaz con la que se pretende dar a entender lo contrario o manifestar desagrado. Y en este quehacer, el fundador de Microsoft también es un genio. No es fácil, en prosa, decir una cosa, para  decir otra. Un lector promedio comprende tal como dice un texto sin reparar en el brillante estilo, ¡y nada…!. Siendo así, celebramos con un vinito, el sarcasmo de alto nivel literario.

La tesis que defiendo dice que el bendito  filántropo Bill Gates tiene y no tiene razón cuando considera que el Perú actual es un país de ingresos medios “que tiene sus recursos para explotar y que podría ser tan rico como un país europeo”. Analicemos esta aparente sinrazón. Y resolvamos el contradictorio, como decimos los hombres de derecho.

Con la hipótesis negada de que pueda haber certeza o falsedad en la proposición, la causa de este problema la tiene el propio Estado,  por  la propaganda política exagerada y tendenciosa en anteriores gobiernos. Deformó la percepción del Perú. El Estado difundía su “altísimo” nivel de crecimiento -como sinónimo de desarrollo- en base a los viejos y relativos conceptos de producto bruto interno (PBI) e ingreso per cápita (IPC).

Según aquella millonaria publicidad -que llenaba los bolsillos al que daba y al que recibía- al Perú  todo le salía muy bien. La economía ha sido la de mejor desempeño en el mundo y la comida es inigualable, hasta que Thays puso el dedo en la papa a la huancaína. Lo culposo es que 30 millones de peruanos estaban en el paraíso. Con este velo de triunfalismo, se ocultaba el cáncer social, que gobiernos anteriores no han intentado extirpar. Calmar es más fácil que curar. Pero se olvida  que los necesarios inversionistas extranjeros -hablando técnicamente-no son imbéciles.

John Smith no necesita que cualquier hijo de vecino  -por más ricachón y expresidente pendejerete que sea- les diga que somos lo máximo para invertir su dinero en el Perú a manos llenas y  ojos cerrados. El lo sabe todo en materia de factibilidad de las inversiones, incluyendo los factores situación económica y social. No necesita preguntar a los interesados. ¿Quién dijo lo contrario?. La clave para atraer a los inversionistas es generar confianza jurídica.

Entonces resulta que el Perú se pasó de publicista. Todo esto es Okey. Digamos, “No hay hermanos muchísimo que hacer”. Sin embargo, el propio presidente Humala, hace ya varios meses, ha descubierto el velo con realismo. Sin desconocer que la economía muestra cifras positivas, afirmó que el Perú no es el país más pobre, pero sí uno de los más desiguales. Una buena clase de realidad nacional que les tapó las bocas a los “bocones”.

En conclusión, queda demostrado que el viejo Gates no es ningún analfabeto en materia socioeconómica. Conste que tiene un departamento que realiza estudios sociales sobre muchos países del mundo, para focalizar sus donaciones. Y también queda demostrado que cultiva muy bien la oratoria sarcástica. Si lo apreciamos desde el punto de vista dialéctico, más bien debemos agradecerle por el noble gesto. Entonces, please, Mr Gates, we still need money.

 

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