El pasado jueves 1 de marzo entrevisté a Ricardo Belmont Cassinelli, en su calidad de fundador del programa “Habla el Pueblo”, y formuló reveladoras declaraciones que, obviamente, ante el silencio mediático en su contra por parte de la denominada gran prensa, se buscará que lo que dijo pase inadvertido. Debo destacar que para un hombre que tiene 49 años como comunicador, además de medio siglo como empresario, y por supuesto para un ciudadano que ha sido dos veces alcalde de Lima, elegido por amplia voluntad popular, y candidato a la presidencia en 1995, su palabra tiene todo el peso de la madurez y el conocimiento.
Adicionalmente debo señalar que, por fortuna, siempre ha estado abierta esta ventana democrática en un medio de prensa serio, como es EXPRESO, y a través de ella se puede informar a la opinión pública la sustancia de lo conseguido por mi parte en la mencionada entrevista. Hay cuatro manifestaciones centrales que expresa Ricardo Belmont: una en el campo empresarial; otra en el quehacer mediático; la tercera en el ámbito político; y la última se dirige a la dinámica social de nuestro país.
Comencemos por sintetizar lo que dijo en el campo empresarial, desde la experiencia vivida por él cuando aún era muy joven, allá entre los años 1965 y 1967, y tiene que ver con una traición en contra de su padre, Augusto Belmont Bar, y el de su familia más cercana. Lo terrible es que esta perfidia fue perpetrada por su primo Fernando Belmont Anderson. Y como el propio Ricardo lo expuso, todo se sabrá cuando termine su libro testimonial y autobiográfico; allí se conocerá el verdadero origen de la firma Yanbal, empresa que hoy −con diversas marcas nuevas− factura miles de millones de dólares en Latinoamérica y Europa. De otro lado, en lo que se refiere al campo mediático, denunció que los comunicadores libres no deberían permitir la dictadura y el coloniaje de Ibope Time, medidora del rating que tiene muchas cosas por explicar.
Y en lo que se refiere al ámbito político, RBC señaló que encuentra actualmente un equilibrio presidencial, el mismo que sí puede llevar adelante la denominada “gran transformación” de manera gradual y por el bien del alma nacional; lo que evitará que se incumplan las promesas electorales como tantas veces ha ocurrido en nuestro país. Finalmente, sobre la marcha de nuestra sociedad, expresó que no sólo los peruanos debemos hablar de valores sino que tenemos que ponerlos en práctica; por lo demás, según él, está demostrado que sin valores no hay patria. Acotó que el Perú no debe ser un vientre de alquiler del capital foráneo y que debemos cuidar mucho a nuestra niñez. Recordó que el éxito de una sociedad se construye sobre la base de principios éticos.