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REDES SOCIALES
Sábado 10 de marzo 2012

Y después de Artemio ¿Qué?

Apreciación política de Raúl González.
Y después de Artemio ¿Qué?
Captura: TV

La captura del último miembro del Comité Central del Sendero Luminoso de Abimael Guzmán, producida el pasado 12 de febrero del presente año, ha dejado lecciones que debemos aprender y ha colocado sobre la mesa problemas que debemos estudiar y abordar.

Captura positiva

La detención de “Artemio” ha sido positiva para el país por cuatro razones.

La primera, la captura levanta la moral de las fuerzas de seguridad, policiales y armadas, y del país en general. El gobierno, de otro lado, obtiene un rédito político interno indiscutible, posterga varios problemas domésticos y envía al exterior una señal de seguridad positiva para las inversiones y el turismo; las encuestas, por lo demás, así lo demuestran.

El gobierno de Humala ha cosechado así, un trabajo policial iniciado muchos años atrás, por el mérito de haberlo continuado y no desactivado; como ocurría en antaño.

La segunda, en el momento de la captura, el tema de Sendero y lo que éste significó para el país en la década de los años ochenta y parte de los noventa, estaba en el centro de la atención política y mediática por el frustrado intento del MOVADEF de lograr su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones; la tentativa había permitido tomar consciencia que los jóvenes peruanos no conocían “lo que había pasado” en los años de violencia, y entonces todos los medios de comunicación habían comenzado a recordar la historia con reportajes y programas de la época.

En otras palabras, la captura se produjo cuando la sociedad peruana recordaba todo lo que habían hecho los senderistas en los años ochenta y que ahora con el nombre de MOVADEF, levantaban la bandera de la amnistía para los civiles y militares que participaron de la llamada por ellos, guerra interna.

La tercera razón, es muy importante aunque no se haya percibido.

Cuando en 1992 es detenido Abimael Guzmán y un año después éste anuncia su deseo de iniciar conversaciones con el gobierno para suscribir un Acuerdo de Paz, dentro de la organización subversiva y terrorista se producen un conjunto de reacomodos y pugnas que van a culminar, a principios del nuevo milenio, con la creación de dos movimientos distintos; que son los que existen en la actualidad.

El primero de ellos, se encuentra formado por cuatro grupos aparentemente sin conexión alguna: los presos por delitos de terrorismo; los senderistas que al no haber sido identificados por la policía pudieron reinsertarse en la sociedad; los familiares de los senderistas; y el llamado Sendero del Huallaga que lideraba el recientemente detenido Camarada “Artemio”.

Todos ellos compartían la llamada “Tesis del Recodo”; que, como se recuerda, había sido sostenida por Guzmán el día que fue presentado a la prensa en 1992 y que sostenía que como el Partido había sido destruido, la “revolución” tenía que “suspenderse” hasta que se reconstruyera el llamado “factor subjetivo de la revolución”.

Dicho en términos marxistas, los militantes debían cancelar sus acciones armadas y realizar el trabajo político propio de la etapa anterior al de la “Situación Revolucionaria”; es decir, se debía retornar a la etapa de “Acumulación de Fuerzas” para ganar adeptos y partidarios en las organizaciones populares, barriales, zonales, universitarias, sindicales, etc.….

Por esa razón, desde fines de los años noventa, Abimael fija un objetivo estratégico: realizar un Segundo Congreso de la organización subversiva y terrorista para sellar la “Reconstrucción y Reconstitución del Partido”.  

¿Para qué? Para reconstruir las llamadas condiciones subjetivas de la revolución; es decir, la existencia de la llamada voluntad política, de un Partido con liderazgo, con ideología y con capacidad de conducir el supuesto descontento popular.

¿Para qué? Para cuando vuelvan a coincidir las condiciones objetivas y subjetivas de la revolución, puedan volver a levantarse en armas;  un asunto de mediano y largo plazo.

Para alcanzar tal objetivo, el llamado “Presidente Gonzalo”, es consciente que debe resolver, varios problemas. El primero es el de los presos por terrorismo, por ellos llamados “presos políticos”; planteará entonces trabajar por la Amnistía Política para todos los condenados a prisión en el denominado “conflicto interno”, sean civiles o militares; el origen de la amnistía para civiles y militares que hoy levanta el MOVADEF.

El segundo, era buscar la reinserción de quienes en 1992 se quedaron alzados en armas y sin posibilidades de deponerlas porque estaban identificados por la policía y con sendas órdenes de captura. Es decir los hombres de “Artemio” quienes debían presionar al gobierno a negociar la amnistía con acciones armadas.

Es decir, lo que Guzmán planteaba para superar el llamado “recodo” era “Reivindicar el significado histórico de la Guerra Popular”; realizar un Congreso que sancione la “Reconstrucción y Reconstitución del Partido”; y lograr que la sociedad y el gobierno acepten una “Amnistía Política” general a cambio de la deposición de armas del grupo alzado en armas en el Huallaga. Eso y no otra cosa era la “Solución Política a los Problemas derivados de la guerra”.

La captura de Artemio, por esa razón es el más duro golpe recibido por Abimael Guzmán en los últimos veinte años porque su proyecto de reorganizar el Partido pierde su brazo armado y el brazo que salió apostando por la “acumulación de fuerzas” también resultó golpeado en forma directa.

Cuarta razón. El país tiene la oportunidad de poder volver a discutir cómo abordar los dos problemas que nos dejó el Sendero de los ochenta e impedir que el MOVADEF gane adhesiones y continúe creciendo en organizaciones sociales y gremiales; enfrentar con eficiencia a la columna armada del VRAE; y abordar con realismo el narcotráfico en todas las cuencas cocaleras del Perú.

Desproporciones

Por razones que no son del caso analizar, se han presenciado conductas y decisiones que deben ser evaluados internamente por el gobierno; no en forma pública. Todas se explican por un hecho: muchos de los principales funcionarios del gobierno que tuvieron que ver con la captura de “Artemio”, reaccionaron con desproporción.

Primera desproporción:

Artemio no era Guzmán y su columna estaba diezmada; el Huallaga había dejado de ser la principal cuenca cocalera del país y las hectáreas destinadas a dicha hoja decrecían año tras año.

Desde hace más de dos años la policía sostenía que su captura era inminente porque su espacio social había disminuido y porque lo tenían cercado e infiltrado.

Cuando fue detenido Guzmán, el presidente Fujimori, que gustaba mucho de las cámaras de televisión, no presentó al líder senderista y dejó el asunto al nivel del Jefe de la policía contraterrorista de la DINCOTE, el General Ketín Vidal.

En esta oportunidad, el Presidente de la República se trasladó hasta la base de Santa Lucía para recibir al detenido… Y también lo hicieron dos Ministros de Estado. Al día siguiente, la Vice Presidenta de la República, Marisol Espinoza, propuso que la captura de este subalterno de Guzmán sea el día indicado para que el país rinda homenaje a la lucha contra el terrorismo.

Segunda desproporción:

Primero el diario La República presentó, con fotografías incluidas, a los dos policías que habían sembrados topos en la columna de “Artemio”; al día siguiente, el diario El Comercio, publicó la foto de todos los policías que habían hecho inteligencia en la zona. Estos servidores públicos, como es obvio, no podrán seguir operando en la zona porque su identidad es ahora conocida por los carteles que compran droga en el Huallaga y que reemplazarán la pérdida de sus sicarios, por otros. Es decir, el trabajo de inteligencia deberá comenzar de nuevo y de cero; o algo muy parecido. 

La herencia de Sendero:

Sendero Luminoso dejó de ser un problema para el país a principios del año 2000. Desde esa fecha, dos proyectos políticos distintos que nacieron con la agrupación que inició una lucha armada contra el sistema político, económico y social del Perú en 1980, comenzaron a incubarse sin que los peruanos se percataran.

Proyecto Uno:

El primer proyecto que Sendero nos dejó como herencia es aquel que inicialmente debía lograr Reconstruir y Reestructurar el Partido y estaba integrado hasta unos meses por todo ese movimiento que el Perú conoció se encontraba agrupado en el MOVADEF y que todo parece indicar se financiaba con las colaboraciones económicas del Sendero del Huallaga.

Sin embargo, si bien el MOVADEF nació de la decisión de Guzmán en la Base Naval, hoy tiene vida propia y contradicciones varias.

Así como el país se enteró que los jóvenes limeños no conocen la historia de lo que realmente ocurrió en la década de los ochenta y parte de los noventa, los jóvenes que muestran simpatías hacia el MOVADEF tampoco conocen bien la historia; del mismo modo, muchos peruanos de regiones distintas a las del Sur Andino y el centro del país.

Numerosos compatriotas que creen en la propuesta del MOVADEF, consideran que el levantamiento de Guzmán fue justo; sostienen que quienes se alzaron en armas cometieron errores, como realizar actos de terrorismo y ajusticiar campesinos, pero que tuvieron la valentía de iniciar una revolución que pretendía cambiar el país; es decir “reivindican el significado histórico de la guerra popular”, como dice Guzmán.

La mayoría de los adherentes al MOVADEF, sobre todo en el interior del país, respaldan la propuesta de amnistía que plantea la organización dirigida por los abogados Crespo y Fajardo, sin embargo, para ellos, lo principal es organizar a todos los jóvenes que no se sienten representados en los partidos políticos y que rechazan la marginación de Lima hacia las provincias y creen que es hora de formar un gran movimiento de masas que haga una revolución.

Para los que conducen el MOVADEF, hombres leales a Guzmán, lo principal es la amnistía y no la formación del movimiento de masas de los que hablan los jóvenes porque para ellos una vez que el Partido se reconstruya, Abimael dará línea a un movimiento que no necesita estar organizado. Las discrepancias, entre los viejos y los jóvenes en el MOVADEF se encuentran en las revistas VORTICE y Amnistía que de alguna manera expresan a ambas líneas.

Hace unos meses, un joven universitario ayacuchano sostenía, en una conversación informal con el suscrito, que si en el futuro “el pueblo” tuviera que levantarse en armas, nunca se pondría un coche bomba ni se mataría a un civil y que se proscribiría el secuestro y el terrorismo.

La caída de “Artemio” y la negativa del Jurado Nacional de Elecciones de inscribir al MOVADEF, golpean al movimiento pero no lo derrotan. El traspié, por lo demás, ha sido en Lima y no en el resto del país donde su tendencia al crecimiento continúa. Como actúan en  provincias y en territorios donde la ausencia de los partidos políticos es total, en realidad actúan solos; sin competencia alguna. Y aunque Lima no se entere, el SUTEP dirigido por Patria Roja es la única organización política que los enfrenta en sindicatos y en las universidades provincianas donde tienen presencia.

¿Es un peligro el MOVADEF? Lo será si continúa creciendo solo y de modo espontáneo y sus militantes se consideren satanizados y marginados; y, sobre todo, si lo hacen sin opositores políticos que los obliguen a perfilar propuestas y al mismo tiempo le ofrezcan canalizar sus demandas y reclamos.

Todo parece indicar que ningún partido político le dará prioridad a su presencia en el país y por lo tanto no enfrentarán a los grupos radicales que crecen sin competencia alguna en provincias y regiones. En el país no se entiende que el tema debe ser abordado por los políticos y no por la policía y los militares.   

Proyecto dos:

El segundo proyecto es la columna del VRAE que desde principios de la década rompió con su cordón umbilical senderista. Desde entonces el Comité de Ayacucho decidió transitar camino propio. Consideran que la  guerra “revolucionaria” continúa; que el partido sí existe; y que la “guerra popular” no puede detenerse por cálculos políticos para poder lograr la excarcelación de los dirigentes que, según ellos, los traicionaron y crearon las condiciones para que el campesinado les diera la espalda.

Víctor Quispe Palomino, asumió la conducción de la columna del VRAE y se convirtió en el mando transitorio de la alicaída organización; posteriormente se proclamaron como Comité de Dirección Provisional del Partido y luego como Comité Central de la organización.

El Sendero del VRAE no se concibe como continuador del Sendero que dirigió Abimael Guzmán en los años 80 y por el contrario, se han preocupado en deslindar públicamente con Guzmán y con la práctica de la organización que este dirigió.

La guerra popular se justificaba pero Abimael Guzmán era una farsa. Se presentaba como una autoridad incuestionable pero nunca demostró ser un dirigente de otro mundo… y por si fuera poco comenzó a hacer terrorismo”  (Volante senderista en Huancavelica. 2009 agosto).

Gonzalo era la autoridad incuestionable del Partido pero en medio de la Revolución no se demostró tal cosa”. (Víctor Quispe Palomino en Punto Final. Frecuencia Latina. 31.05.09).

El nuevo líder de la organización senderista en la entrevista concedida al programa Punto Final del Canal 2 TV, sostiene que “en nombre de la guerra popular se comenzó a hacer terrorismo” y agrega:

Para revertir esa situación, Ustedes no saben cuántas autocríticas y vergüenzas hemos pasado ante el pueblo”  (Quispe en Punto Final).

El Sendero del VRAE, se autodenomina: El militarizado y proletario “Partido Comunista del Perú”.

En el documento “Balance de la Primera Contra Campaña Política y Militar de la Guerra Popular” se afirma que el “Plan de Operaciones Excelencia” puesto en marcha por los militares peruanos, busca “aislarnos de las masas populares y de todos los aliados posibles” (pag1);

Sostienen que la inversión del Estado en el VRAE, las operaciones militares y los trabajos de inteligencia que se desarrollan buscan “embaucar una vez más a las masas populares para usarlas como en las décadas de los 80 y 90, como carne de cañón en contra del Partido y la Guerra Revolucionaria del Perú; o sea otra vez hacernos enfrentar al pueblo con el Partido, al campesino con el guerrillero, al pobre con el pobre, campesinos contra campesinos y pueblos contra pueblos”. (Pag39).

Entonces, sentencian que el Partido jamás se enfrentará al pueblo: “Tenemos lección y saquemos lección, no caigamos otra vez en esta afrenta histórica” (Pag39).

Desde el día que José se puso al frente de la columna del VRAE y rompió con Guzmán y lo condenó a muerte, no han realizado un solo acto de terrorismo y la relación que tienen con la población es, para llamarla de alguna manera, cordial y de servicio; pagan hasta el alfiler que toman y todos los alimentos y productos que requieren. Además, y ello es tal vez lo más importante, son funcionales a la economía de la zona, que no es otra que la economía de la coca.

Según se deduce del documento que evacuaron el 2008, sus objetivos estratégicos eran consolidar su dominio en el VRAE, tomar el control del Comité Regional del Huallaga, con el consiguiente desplazamiento de “Artemio”, y lograr consolidar su dominio hasta Pangoa para construirse una salida a Pucallpa y a la cuenca cocalera de Aguaytía. Piensan que si logran consolidar este triángulo en el centro del país, podrán volver a pensar en “cercar la ciudad desde el Campo”.

Cuatro años después de conocido el documento, está claro que han avanzado en la consecución de sus objetivos estratégicos. Se consolidaron en el VRAE, y cada vez que se lo proponen actúan fuera del Valle; se encuentran ahora en capacidad de poder tomar el Huallaga; y controlan Pangoa y avanzan en crear una ruta a Aguaytía.

¿Representa un peligro para el país la columna armada del VRAE? La respuesta es afirmativa. Como a las organizaciones políticas, empresariales o delictivas se les evalúa en función de cuanto se acercan o se alejan de los objetivos estratégicos que se fijan, es obvio que esta columna avanza en la consecución de los mismos. 

El nuevo gobierno, no obstante, no ha realizado cambio alguno en sus políticas en el VRAE; por esa razón, el principal problema que tiene el país en este valle no es ni el terrorismo ni el narcotráfico sino la falta de un buen diagnóstico de los problemas que se deben enfrentar. Si se continúa haciendo lo mismo, los resultados serán los mismos.

Y después de “Artemio”, ¿qué?

Primero, priorizar el Huallaga.

El Sendero de Guzmán ha sido golpeado y la caída de “Artemio” es formalmente el fin de uno de los capítulos más terribles de la historia del país. Sin embargo, el narcotráfico, solo perdió empleados que serán reemplazados. ¿Por quién? Eso es lo que no se debe perder, por lo menos, de vista.

Si la columna del VRAE toma posesión del Huallaga, este triunfo que es la captura de “Artemio” se convertirá en el gran triunfo de “José” y sus “militarizados” integrantes del Valle.

Si el narcotráfico lleva sicarios de verdad, es decir, asesinos asalariados sin discurso político alguno y sin intención de ganar lealtades en la población, entonces la violencia podría multiplicarse porque la que ellos desatarían sería peor. Si ello ocurriera el Perú debía prepararse a una especie de mexicanización de la violencia.

Segundo, discutir cómo se enfrentarán los dos problemas que se heredaron del Sendero de los ochenta: el MOVADEF y el VRAE.

Para hacerlo se debe comenzar volviendo al diagnóstico del problema para actualizarlo o corregirlo. Debe tenerse presente que si el diagnóstico no es correcto, gana el enemigo.

De otro lado, el país necesita que se archive la teoría de los remanentes y que se acepte que el Perú enfrenta dos problemas que tienen vida y proyección propia y que no son residuos de un problema ya resuelto.

El tema MOVADEF no se soluciona con negarle una inscripción formal en el JNE; en un país, por lo demás, informal. Para que las organizaciones políticas crezcan y se desarrollen, el reconocimiento legal es prescindible. Lo que no puede dejar de existir es la competencia política que es la única que puede impedir o frenar su crecimiento.   

El Perú necesita, de otro lado, conocer los verdaderos problemas que se tienen en el VRAE y entender que con una sola política, sea contra terrorista o contra el narcotráfico, no se pueden solucionar todos los problemas que allí existen.

En fin, la caída de “Artemio” permite discutir todos estos problemas que son claves para pensar en el futuro promisorio con el que sueñan todos los peruanos.

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