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REDES SOCIALES
Domingo 11 de marzo 2012

¿Es viable el modelo de inclusión social del presidente Humala?

Por: César Sánchez Olivencia.
¿Es viable el modelo de inclusión social del presidente Humala?
Foto: Andina

Podríamos comenzar por preguntarnos: ¿Existen en el Perú funcionarios expertos y/o que les guste la inclusión social? No es necesario que aparezcan como abejas en el panal. Lo realmente imprescindible para impulsar con éxito el proceso de inclusión social es que exista la visión compartida de inclusión social en el cerebro de miles de operadores.

De lo contrario cualquier Pepe Gómez que se le ocurra (en vez de “cerrar el quiosco”, y celebrar cumpleaños con muchas cajas de cerveza) hablar de inclusión social a sus compañeros de trabajo en cualquier ministerio -incluyendo el Mindis- podría ser calificado de “El idiota Gómez. ¿Entonces quién lo ha de hacer?

La inclusión social tiene que ser aplicada con energía e innovación, en un proceso en el cual la estrategia es fundamental y las operaciones son decisivas.  Sin estas condiciones, el proceso que ha iniciado el gobierno del presidente Humala no llegará  a tener impacto social. Por desgracia, el Perú no acostumbra medir el impacto social de sus inversiones. Sorry.

En términos epistemológicos, no se trata de definiciones, sino de conceptos que deben estar debidamente posicionados en los cerebros de miles de  funcionarios y servidores públicos. Que no se pierda tiempo con la tesis de que son suficientes 100 hombres de confianza (“tecnócratas”) para lograr la inclusión social. La gente adecuada, en el lugar adecuado, en el momento adecuado.

Las características de la Inclusión

¿Qué características debe reunir la inclusión social para que pueda mejorar la situación de las personas en situación de pobreza y pobreza extrema? En primer lugar todas las acciones tienen que producir un impacto social positivo, medible y sostenible en el tiempo en un horizonte de largo plazo y con progresivos resultados inmediatos. Como es obvio, esto depende de hasta donde se quiere llegar.

No se podrá lograr la inclusión social sin integracionismo, horizontalidad y transversalidad. La inclusión social es un  medio y no un fin. El propósito es alcanzar la justicia social y la finalidad es procurar el bienestar general de la población. Los supuestos esconden variables extrañas. Recordemos lo que sucedió en diversos países del mundo. La inclusión social es más difícil que una revolución social.

Lo difícil es orientar los planes, programas, proyectos y presupuestos al mismo objetivo: incluir en forma sostenible a las personas en el sistema que actualmente los mantiene excluidos. De no ser así, sólo se trataría de una simple asistencia social: una repartición de los panes y los peces por única vez, y luego del milagro bíblico, arrastrar con la pobreza eterna.

La visión de la inclusión social  debe ser sistémica. Ha de tocar el poder de la exclusión en su parte más sensible: la voluntad de tomar para sí la mejor tajada de la torta. ¿Estamos concientes de que se trata de una lucha entre lo viejo y lo nuevo? Si  pone el dedo en un punto y sale pus, hay que ponerlo en otro punto, y así sucesivamente. No solo es cuestión del MIndis. El problema y su solución son sistémicos.

Esto se puede lograr con un planeamiento estratégico aplicado acertadamente. No se trata de ese planeamiento que incluye al viejo análisis FODA y libritos anillados que se guardan en el escritorio y no sirven para nada si no se cuenta con miles de operadores apropiados. Este es el marco lógico de la inclusión social. ¿Existe este aparto organizado con una visión compartida para la inclusión de millones de personas excluida del sistema? El cielo no es el límite, sino el cerebro de los operadores del sector público.

Los obstáculos se deben vencer

La desventaja es que el proceso se inicia con restricciones. Sin libertad suficiente para hacer y deshacer esto y aquello, porque existen restricciones que impone la hoja de ruta, que el gobierno ha decidido respetar para mantener el equilibrio necesario para gobernar. La filosofía es  lograr el objetivo a través de una teoría de juegos que mejore el sistema dentro de sus propias leyes y códigos morales. Cuidarse de la contra-inclusión.

Se trata de beneficiar a grupos-objetivos con oportunidades y consecuciones, que los reposicione desde una posición socioeconómica inferior hasta un nivel superior, que permita al ser humano, disfrutar de una mejor calidad de vida social. Es decir, que se produzca un impacto social entre los marginados por el sistema excluyente. ¿Es ésta la inclusión social de la que hablamos o me equivoco? Haremos lo mejor que podamos.

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COMENTARIOS
1 comentarios
Es viable cuando hay buena intención y, sesos, para pensar bien.
12 de marzo 2012
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