Sinesio López, el vendedor de sebo de culebras

En su artículo sobre los cien primeros días del presidente Ollanta Humala, Sinesio López Jiménez tiene la osadía de decirnos que “El crecimiento con inclusión en democracia es la propuesta programática  en la que todos ganan”. Sin lugar a dudas que, dentro de las personalidades de la izquierda peruana, es el mejor vendedor de sebo de culebras.

Comencemos por precisar la noción “inclusión social”. Buenos ejemplos de inclusión social son el aumento del salario mínimo de 175 soles o la Pensión 65. La cantidad de dinero necesaria para sufragar estos gastos puede salir de un reajuste del presupuesto público nacional, sin cambiar su monto total. Pero, muy bien puede salir también de un recorte de las utilidades de las empresas.

En un caso como en el otro, el gasto en inclusión social no pone en tela de juicio que las utilidades de las empresas pertenecen, única y exclusivamente, al propietario de las empresas o a sus accionistas. Es decir, no pone en cuestión el principio de la Repartición Individualista del Resultado Neto (utilidades) de la actividad económica, origen de la pobreza y del desempleo.

Entonces, cuando Sinesio López nos dice que en “crecimiento con inclusión todos ganan”, se convierte en el mejor vendedor de sebo de culebras. Claro, es cierto que todos ganan; pero ¡con qué abismales diferencias! Mientras que el obrero ganará 750 soles mensuales (alrededor de 3500 dólares anuales), la minera Southern se llevó, en utilidades netas, más de mil millones de dólares solamente en el año 2010. ¿Poquita diferencia, no?

Mientras que en Lima, el 95% de la población gana menos de 3,017 soles mensuales (alrededor de 14 mil dólares anuales, menos de un cuarto del salario de un recién egresado en informática en los países del Norte), las mineras Cerro Verde y Antamina se llevaron, cada una, en utilidades netas, más de mil millones de dólares, el año 2010.

Volviendo a la frase de marras de Sinesio: “El crecimiento con inclusión […] en la que todos ganan”, es lo mismo que dice el presidente de Confiep (Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas): “La visión del Perú debe ser una sola: la visión de un país que crece con inclusión social”. ¿Qué coincidencia de criterios, no?

Pero don Sinesio, además, quiere hacernos tragar gato por liebre. Aquí su frase: “A cien días de gobierno, poco es lo que se puede exhibir como gran transformación. Cuatro cambios son los más importantes: el gravamen a las mineras, la creación del Ministerio de Inclusión Social (MIDIS), el incremento del salario mínimo y una política laboral que atiende las demandas y defiende los intereses de los trabajadores”.

Es decir, nos has hecho creer que el gravamen minero, la creación del MIDIS… son actos de Gran Transformación. Y para que su venta de gato por liebre quede confirmada nos dice lo siguiente: “El accionar del gobierno discurre […]  como un lento proceso en el que predomina la continuidad sobre el cambio […] y hay muy poco de la promesa transformadora".

Lo que debió decir Sinesio Jiménez es que no hay nada de Gran Transformación ni de promesa transformadora en el accionar del presidente Ollanta Humala. ¿Es perdonable esto en un político de izquierda de la talla de don Sinesio?

Y para que la cosa quede clara, explicitemos el contenido de lo que se debería entender por Transformación. En estos últimos tiempos mucho se habla sobre “cambio de modelo”, “transformación”, “gran cambio”. Pero, ¿qué se quiere decir con esto? En realidad es bastante simple. El sentimiento de las mayorías es que ellos no disfrutan del resultado de sus esfuerzos. Y ahora ven con más claridad que nunca, que el resultado de sus esfuerzos se va al extranjero o queda en muy pocas manos.

¿De qué están hablando, entonces, cuando exigen un cambio de modelo? Están hablando simplemente de que el Resultado Neto de la actividad económico, resultado de su esfuerzo diario, no se vaya más al extranjero ni se quede en una pequeña minoría vende-patria. Ese es el sentir popular del “cambio de modelo”, de la Gran Transformación.

Es decir, la exigencia de las mayorías es pasar de un modelo en donde todas las utilidades pertenecen, única y exclusivamente, a los accionistas (Repartición Individualista), hacia otro en donde la totalidad de esas utilidades vuelvan a todos los peruanos, en partes más o menos iguales. Esta es la Repartición Igualitaria. ¿Y cómo llegar a este nuevo modelo de economía y sociedad?

Para ello es urgente crear las empresas-país. Empresas que serán financiadas con recursos del país a fin de que sus utilidades pertenezcan a todos por igual. Empresas que deben gestionar las actividades económicas más importantes del país. Empresas que deben desarrollar la forma de trabajar más evolucionada creada por la Humanidad: la economía inmaterial basada en el proceso de trabajo de concepción. Empresas que generarán, por consiguiente, un alto valor agregado. Empresas que busquen el pleno empleo de los recursos humanos, y no solamente maximizar ganancias. En fin, empresas que garanticen crecimiento con bienestar general.