Columna Desde el Puente - Diario Expreso - Domingo 11 de Marzo de 2012.
En varias oportunidades hemos expresado nuestra preocupación por el deterioro de la fe de los pueblos en el sistema democrático. Se debe a la falta de eficacia para atender las necesidades crecientes de la gente común y a cierta proliferación de tendencias populistas que esconden el fracaso de gobiernos mantenidos a punta de demagogia y no poca corrupción. De allí la necesidad de reafirmar nuestras convicciones democráticas, de sus valores y principios fundamentales y de enfrentar, en todos los terrenos, las claras desviaciones que atentan contra su vigencia.
Algo de esto está en juego con la clara negativa del gobierno colombiano de invitar a Cuba a la Cumbre Iberoamericana, o de las Américas, a celebrarse en ese país el próximo mes de abril. La razón formal ha sido la no pertenencia de Cuba a la Organización de Estados Americanos lo cual la inhabilita para asistir a eventos de base profundamente democrática concebidos para tal fin, a conciencia de las dificultades existentes en algunas realidades continentales. La razón verdadera, más allá de lo formal, envuelve una cuestión de principios.
En Cuba no hay ni habrá democracia, mientras se mantenga el régimen comunista que administran los hermanos Castro. Con mucha atención hay que hacerle seguimiento a las actuaciones de algunos países del ALBA, con el ecuatoriano Correa a la cabeza, que han amenazado con sabotear el evento si Cuba no es invitada. Menciono al presidente de Ecuador y no a Hugo Chávez, ya que éste último ha entregado la soberanía al gobierno cubano que hoy controla áreas claves de la vida venezolana. Chávez está nuevamente en Cuba. Acaba de ser operado allá por tercera vez del cáncer que padece y anuncia que el tratamiento de recuperación lo seguirá en la isla. Todo muy grave.
El vacío de poder se siente en todos los aspectos y no puede ser suplido pretendiendo inconstitucionalmente gobernar desde La Habana. Los petrochulos del ALBA están reculando en sus pretensiones. La visita del presidente Santos a los Castro y a Chávez, en Cuba, tuvo como uno de sus propósitos convencer a ese país de no agravar el problema creando una situación difícil para su gobierno, encargado de formalizar las invitaciones. Lo logró y gracias a la intervención de Raúl y Chávez, el ALBA baja la guardia. Pero quienes no debemos bajarla somos los verdaderos demócratas del continente y del mundo frente a estos arrebatos socialistas comunistoides de quienes son verdadera amenaza para el sistema democrático. La libertad hay que defenderla sin vacilar.