¡Run, Doe Run!

Y después nos quejamos de los abusos que las empresas extranjeras cometen contra nosotros.

Para indignación y pasmo, congresistas de Alianza Parlamentaria (Perú Posible) han presentado un proyecto de ley solicitando se le otorguen TREINTA MESES MÁS a la empresa Doe Run para seguir operando el Complejo Metalúrgico de La Oroya, pese a que ha vuelto a incumplir con el Programa de Adecuación y Manejo Ambiental –PAMA- que desde 1997 debió honrar. Los altísimos índices de contaminación ambiental habían puesto a La Oroya entre las ciudades más afectadas del mundo, con una población –especialmente infantil-  soportando niveles de toxicidad realmente infrahumanos.

Era –y es- responsabilidad de Doe Run Perú desarrollar un plan ambiental que elimine este estado de cosas. Sin embargo, la empresa no sólo no ha cumplido su obligación. Además de los parlamentarios despistados (¿despistados?) pidiendo ampliaciones, ha presentado una demanda internacional exigiendo la nulidad de una resolución de INDECOPI que reconoce al Estado peruano como su principal acreedor, con el fin de no atender sus deudas e incumplimientos.

Desde la paralización del Complejo de La Oroya en junio de 2009, hay mejoras en la calidad del aire por la reducción del dióxido de azufre, así como hay un aumento de población con niveles menores de plomo en sangre. Este estado de salud pública digna podría volver a descender si se insiste en aceptar que la empresa vuelva a funcionar sin el control de las emisiones que dañan gravemente a la población.

Lo justo es que el Complejo Metalúrgico de La Oroya vuelva a funcionar cuando cumpla con su deber de proteger la vida humana. Es obligatorio preguntar, por tanto, ¿por qué la empresa Doe Run no cumplió con el PAMA durante el plazo otorgado la vez anterior por el Congreso, y que está por vencer este 27 de marzo?  No hay respuestas claras. Sin embargo, en su afán de torcer los argumentos que defienden la vida frente al envenenamiento, la empresa utiliza razones económicas que juegan con la necesidad de los trabajadores. Casi como decir: “te pago ahora siempre que aceptes morir con tu familia más lentamente”.

Suena a sarcasmo que en su portal web Doe Run diga que su visión es “mejorar la calidad de vida siendo el proveedor preferido a nivel mundial de productos metálicos Premium y servicios asociados”. Mejorar la calidad de vida…. ¿de quiénes?; de sus trabajadores, no parece. Por el Medio Ambiente ofrece “Descargas limpias, aire más limpio y emisiones contundentemente reducidas. Los proyectos completados desde 1997 han permitido una mejora radical en las condiciones ambientales en Cobriza y La Oroya”. ¿Dónde…..? Tal vez haya calidad de vida y aire muy limpio en la residencia de 63 acres (255,000 m2) de que es propietario  el señor Ira Rennert, presidente de Doe Run Company, en Hamptons, Nueva York, que se calcula vale unos US$180 millones. (BBC Mundo. 19.feb.2012)

Ahora tiene el Congreso de la República una brillante oportunidad para recuperar prestigio, ejercer soberanía y proteger realmente a nuestros pobladores. Debe rechazar el proyecto que busca renovar el engaño de que ha sido víctima La Oroya, sus trabajadores y el Perú entero por parte de la empresa Doe Run.

Basta de insolencias. Cumpla primero sus obligaciones. Apure. ¡Run, Doe Run!