El desgobierno de Gana Perú

Estamos ante el ejercicio de un estilo de gobierno confuso y errático que ya no puede ser disculpado en su condición de novel, y requiere de una atención y preocupación especial por parte de la clase política, bajo riesgo de perder el rumbo que nuestro país necesita para alcanzar el desarrollo que tanto anhelamos. La crisis generada por una oposición intransigente al proyecto minero Conga no es resuelta aún, lo que es peor, no hay visos de que se resuelva, tolerándose las actitudes prepotentes del presidente regional de Cajamarca, que se da el lujo de “ningunear” al premier Valdés y ahora ha salido a pedir la intervención como mediadora nada menos que de la primera dama Nadine Heredia, contribuyendo a confundir los roles que corresponden a cada personaje.

Es precisamente en ese aspecto en el que el gobierno se ha mostrado más renuente en deslindar de una buena vez, que quien gobierna es el presidente Ollanta y no “la pareja presidencial”, como frecuentemente los nombran la ya conocida prensa siempre obsecuente con las esferas del poder. Ayudaría mucho la esposa del Presidente al evitar protagonismos innecesarios, como el de ser ella la primera en comunicar al país como primicia –vía twitter– la captura del terrorista Artemio. El siempre polémico reo Antauro Humala es trasladado de su prisión de “alta seguridad” en Piedras Gordas, donde hacía gala del uso de un iPhone que le sirvió para recibir todo tipo de informe y pedidos, al penal Virgen de la Merced, una instalación en el ámbito militar acondicionada al parecer a la medida de sus necesidades, sin que haya una explicación satisfactoria por parte de las autoridades, no es que no le corresponda, lo que por cierto puede ser discutible, sino que los argumentos que se establecen son unos peores que otros.

Para terminar, por ahora, la mayoría parlamentaria de Gana Perú y sus ocasionales aliados que en la Comisión de Fiscalización del Congreso bloquearon la investigación a los funcionarios del Congreso involucrados en ese esperpento con ribetes de escándalo, llamado “Gestores para el Desarrollo Local”, asumiendo equivocadamente que su intervención afecta los principios de reserva de la investigación que realizará la Contraloría, soslayando (adrede creo yo) que, el pedido de la “acción de control” hecho a la Contraloría, es únicamente para la etapa de contratación de personal, y no para todo el Programa de Gestores, que contiene aspectos más amplios e incluso más graves como su utilización política, o el posible mal uso de los recursos del Congreso.

Por eso hace mal la Comisión de Fiscalización en abdicar de sus funciones de realizar una fiscalización más amplia incluyendo los aspectos referidos, ya que la pretendida reserva de la investigación no lo es tal, sino tan solo un burdo pretexto para encubrir a los responsables (Con información de Expreso).