La envergadura del atentado antisemita habido en Toulouse perpetrado contra una escuela judía, y su patente conexión con los habidos la semana anterior en la misma zona francesa del sur, dentro en este otra caso de la localidad de Montauban, donde fueron asesinados tres soldados, ha dado medida de su registro nacional en el propio hecho de que los candidatos a la presidencia de Francia hayan viajado hasta el escenario del último atentado y suspendido sus respectivas campañas para las elecciones del próximo mes de abril.
La establecida conexión de estas acciones criminales, al identificarse el arma utilizada en ambas episodios terroristas, no parece dar de momento base suficiente para hacer lo mismo sobre la identidad del terrorismo que sustenta estos asesinatos. En principio, sin embargo, son dos las hipótesis que podrían barajarse en las investigaciones de la Fiscalía. Una de ellas incluye las ya sabidas referencias a las sanciones que tiempo atrás fueron aplicadas a soldados franceses que exhibieron simbología nazi, con alguna bandera que mostraba la cruz gamada hitleriana, al tiempo que los tres militares asesinados eran de origen magrebí. Este dato étnico enlazaría lo anterior de la svástica con la idea de un rechazo de norteafricanos en las filas de las Fuerzas Armadas de Francia.
La otra hipótesis se orientaría hacia la probabilidad de que fuera terrorismo islamista el causante de ambos atentados, reduciendo a un hecho casual la condición norteafricana de los soldados asesinados en Montauban. La cosa estaría vinculada en este caso a los sucesos últimos habidos en Oriento Próximo, con los lanzamientos de misiles palestinos desde la franja de Gaza sobre el sur de Israel y la réplica judía con ataques desde helicópteros artillados sobre ese espacio dominado por Hamas, con un balance de casi 20 muertos entre los palestinos; balance en el que se incluyen dirigentes suyos excarcelados en el reciente intercambio de reclusos por la liberación del soldado judío que las milicias de Hezbolá hicieron prisionero en el último choque frontal con el Ejército israelí en el sur del Líbano.
En un contexto de tal naturaleza, no es traer por los pelos la idea de que el islamismo radical y anti-judío haya ampliado el visor de sus respuestas armadas contra Israel desde el escenario del Próximo Oriente hasta el propio espacio europeo, conforme una analítica nazi de la beligerancia y las supuestas complicidades operativas entre los judíos europeos – en este caso los franceses – y la dinámica de combate que desarrolla en su defensa el Estado de Israel. A tal cambio de óptica y de actuación contribuiría decisivamente el hecho de que el coste de las represalias palestinas por los actos de fuerza en su propia defensa de los judíos israelíes, junto a la impermeabilización de las propias fronteras, especialmente con la construcción del muro divisorio.
Así las cosas, los atentados en Francia que dan pie a este comentario, podrían ser tanto como el principio de una movilización del terrorismo antisemita en Europa, especialmente en Francia, ya que actuaciones de esta naturaleza no son tampoco susceptibles de réplica por parte de Israel. Si a esto se añade la consideración de que el conflicto intestino de Siria y la propia tensión occidental con Irán por causa de su programa nuclear, crean las condiciones propicias para que se agiten y remuevan los reservorios del yihadismo anti-judío en Oriente Próximo y Oriente Medio. Pero, en fin, todo esto no deja de ser poco menos que lucubraciones para explicar sucesos terroristas, que no suelen empezar ni acabar en sí mismos.