El dúo gobernando no es sorpresa

Resulta que ahora medio país se sorprende por la "enorme", "increíble", "desmesurada" y hasta "inapropiada" influencia de Nadine Heredia sobre las decisiones o indecisiones de Ollanta Humala.

La opinión pública, los medios y sobre todo los propios militantes nacionalistas han sido testigos de esa influencia decisiva desde la campaña del año 2006. ¿Alguien por ventura suponía que tal ligazón iba a desaparecer una vez instalados en el gobierno? ¿Algún ingenuo asumía que la siempre ubicua Nadine iba a dedicarse al cuidado exclusivo de los niños dejando a su esposo en el manejo de la cosa pública luego de haber sido la principal promotora y gestora de dos campañas consecutivas?
Ya ok, se hubiera podido presumir que esa influencia se ejerza en privado con muy poca exposición pública. Pero no es secreta la información según la cual las mediciones cuanti y cualitativas que realizó el equipo de Gana Perú desde la campaña arrojaron siempre que Nadine era un activo para el proyecto nacionalista: "el rostro femenino alegre y sonriente que atenuaba la dureza militar de Ollanta en su oferta de choque contra los poderes fácticos".

Pero también hay un elemento crucial para la existencia de este binomio, que dicho sea de paso ha sido una constante en los últimos 22 años. Los movimientos que acompañan al ganador de las elecciones no son partidos, son simples locomotoras que se instalan y avanzan sobre las percepciones de la mayoría para alcanzar la meta final: llegar a Palacio.

Así como las ofertas programáticas recurren al humor o a las creencias del momento (nunca a verdaderas visiones de país ni a planes estructurados y mucho menos a equipos para ejecutarlos) porque el voto es obligatorio y existe una gran masa de votantes poco racional que capitalizar, una vez llegado al gobierno, cualquier proyecto político sustentado en los atributos personales del líder arma las cosas desde cero; y las más de las veces, los militantes y las familias resultan siendo una traba (la familia Humala es el último ejemplo de lo que afirmo).

En ese proceso de armar gobierno, Nadine, que a todas luces aporta aquello de lo que Ollanta carece, es y será claramente imprescindible. Claro, en este caso, imprescindible tanto para lo bueno como para lo malo. Así que cuando se haga un balance de esta gestión, así la ley diga lo contrario, la realidad obligará a contar aciertos y desaciertos de un binomio, que para el caso es como si fuera uno (Con información de Correo).