¿Presidentes o patentes?

Hace pocos días, a propósito del lanzamiento del programa asistencial Cuna más, en Ayacucho, el Presidente Ollanta Humala dijo que había que invertir mucho más en educación, tanto que algún día sea un ayacuchano el Presidente de la República.

No tengo duda que Ollanta Humala tuvo la mejor intención al desear eso y creyó que si decía que algún ayacuchano sea Presidente de la Republica, estaba enviando el mensaje que cualquier ciudadano tenga una educación de tal nivel que le permitiría llegar a ocupar el puesto mas alto del Perú.

¿Pero, es eso realmente lo que se quiere de la educación en el Perú? ¿Cuáles son los requisitos académicos para ser Presidente? ¿La ministra de Educación tiene el encargo de hacer una curricula que posibilite a cualquier ciudadano, de cualquier lugar del Perú, ser Presidente?

Con todo respeto, permítanme discrepar del Presidente Humala. Yo no creo que haya que preparar a nuestros alumnos para que sean Presidentes. Entre otras cosas, porque ser presidente del Perú no exige ninguna preparación especial, o grado académico o historial científico. Hoy en día, ya sea que lo desee o no el primer mandatario, cualquier peruano puede ser Presidente. ¿No hemos tenido acaso un presidente que nació en un lugar pobrísimo y donde la educación, si la había, era deplorable? ¿Dónde nació y hasta dónde llegó Alejandro Toledo?

No debemos, de ninguna manera, tener un sistema educativo que priorice la posibilidad de ser Presidente, o alcalde o cualquier cargo por elección. Eso requiere una educación mínima, escasa, y no diferencia entre el que sabe, porque ha estudiado y el que no. A veces gana el más astuto, y no el más preparado intelectualmente.

El mundo de hoy, y de mañana, requiere una educación absolutamente distinta. Una educación que fomente la creatividad, la ciencia, la tecnología, la imaginación, la investigación.. La búsqueda indetenible de nuevas respuestas, de nuevas soluciones. La riqueza de los países está hoy en el número de patentes que cada nación tiene. Y en eso el Perú está en el triste grupo de los últimos. Y es más triste aún, cuando tenemos una biodiversidad enorme, donde probablemente se esconda la cura para tantas enfermedades.

Hace casi 60 años, un hombre de una inteligencia excepcional, que ha sido considerado por la revista Time, como el Hombre del Siglo XX, Albert Einstein, decía crudamente: “Todos los imperios del futuro van a ser imperios del conocimiento, y solamente serán exitosos los pueblos que entiendan cómo generar conocimientos y cómo protegerlos; cómo buscar a los jóvenes que tengan la capacidad para hacerlo y asegurarse que se queden en el país”.

“Los otros países se quedarán con litorales hermosos, con iglesias, minas, con una historia fantástica; pero probablemente no se queden ni con las mismas banderas, ni con las mismas fronteras, ni mucho menos con un éxito económico de largo plazo”.   

¿Les parece que Einstein acertó en la teoría de la relatividad pero se equivocó en cómo deben enfocar los países su educación? Pues, yo creo que acertó en ambos temas. Porque el que hoy sigamos exportando piedras, de manera idéntica que durante la Colonia, y eso nos genere una sensación de bienestar económico, es la ratificación que estamos hablando de una minoría tan absoluta que se enriquece, mientras el Estado tiene que multiplicar los programas asistenciales. Es, queridos lectores, una relación directamente proporcional, a mayor número de beneficiarios de los programas sociales, peor es la educación en las escuelas de un país.

Lo dijo Einstein, y yo “firmo” al lado (Con información de Expreso).