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Miércoles 28 de marzo 2012

Parecidos y diferencias

Por: Danilo Arbilla.
Parecidos y diferencias
Foto: ntn24.com

Tarde o temprano tenía que pasar: ahora los indígenas marchan en Ecuador contra el gobierno de Rafael Correa y en Bolivia contra el de Evo Morales. Y más airados que nunca porque se sienten traicionados. Asumen, y con una buena parte de razón, que ambos están el poder gracias a su aporte, a su clamor, a su presencia en las calles tras sus reivindicaciones ancestrales, las que uno y otro prometieron defender y dijeron ser sus más fieles y genuinos representantes.

Pero, puestos en el poder, las cosas cambiaron. Tal cual coreaban los indígenas amazónicos bolivianos que se oponían a la construcción de una carretera, y que fueron reprimidos por la policía de Morales: “Evo decía que todo cambiaría, mentira, mentira, Evo es la misma porquería”. Pero Morales tuvo que desistir de hacer la carretera. Lo hizo de mala gana porque se la exigían sus “hermanos” indígenas productores de coca y el Brasil que financiaba la obra, argumentos estos que le habían hecho caer su máscara ecologista e indigenista y negar a la Pachamama. Esta madre tierra sobre la que parece que Evo, más allá de su compromiso, nuevamente va a arremeter porque el poder de la hoja de coca y del gran vecino se hace sentir.

Y en materia de hacer lo contrario a lo que se decía Correa no le va a la zaga y ya las colectividades indígenas ecuatorianas lo han comprobado. Es lo que pasa con su política minera. La novedad con respecto al pasado es que ahora no solo la represión es igual o mayor sino se realizan contramarchas –populares y espontáneas, por supuesto–, tanto en uno como en otros país, que apoyan al gobierno, que reprimen o provocan y facilitan la acción represora de la policía y a lo que se suma el discurso populista del mandamás.

Pero no todas las noticias que vienen de esos dos países son parecidas; eso sí, muchas sorprenden y hasta alarman. Algunas más que otras. Por ejemplo, en Bolivia ha creado gran alarma, y con razón, el criterio que aplica un magistrado miembro del Tribunal Constitucional, el juez Gualberto Cusi, quien deja caer hojas de coca sobre una manta y según como quedan falla en sentido positivo o negativo en casos que tiene que resolver. Algo así como tirar una moneda al aire y según como caiga. No sé si lo de Guillermo Tell no fue algo parecido, en definitiva. El juez Cusi además fue el magistrado más votado en los comicios judiciales del 2011 –muy cuestionados– y reclamó incluso ser presidente del Supremo Tribunal. Es bueno saber que cuenta con todo el apoyo de Evo, quien no reniega de la justicia autóctona, la que habría que “exportar”, dice, ni ve por qué siempre hay que estar solo sometido a códigos romanos, franceses o norteamericanos.

En fin, no será de lo mejor, pero como me comentó un colega, siempre existe la probabilidad de que la hoja de coca te favorezca, y no como en el Ecuador que cuando te demanda Correa estás condenado de antemano. Aunque después digan que te perdonan.

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