Empresariado aletargado y silente

Los gremios empresariales han tenido líderes despojados del temor de enfrentarse al intimidatorio poder político. Si hacemos un recuento de las cuatro últimas décadas, por lo menos tres han dejado huella para el largo plazo: Raymundo Duharte en los 70´s; Ricardo Vega Llona en los 80´s y Eduardo Farah, en los 90´s y en el último quinquenio. Como hombres públicos, tendrán defensores y detractores a ultranza, pero que calaron en la opinión pública e incomodaron a los gobernantes de turno, nadie podrá negarles el mérito.

Gran diferencia con lo que estamos viendo en los últimos tres años; el enfrentamiento no es con el acto arbitrario y lesivo de las decisiones de gobierno, sino contra toda aquella persona o grupo, que discrepa de su modo de pensar económico. Así la Confiep atacó al Humala candidato que se mostraba como el antisistema, para luego adoptarlo, pues la prometida gran transformación fue la personal del comandante, que se pasó a las huestes neoliberales.

Hoy, la patronal identifica como blanco de ataque a los activistas: Santos, Saavedra y Arana, así como la línea de izquierda que acompañó al gabinete Lerner y lo que queda de él. No merecen ni un timorato comentario: construir un gasoducto con 1,300 millones de dólares del fisco; pagar 112 millones de dólares adicionales en la tarifa eléctrica por la falta de planificación y 21 millones para financiar la oferta de bajar el balón de GLP. Cuando los efectos perniciosos afloren, no se quejen.