Regionalización y desarrollo

Coincido con Alfonso García Miro, presidente de la Confiep, cuando sostiene que es necesario que se aborde el tema de la regionalización con una visión de conjunto y no mediante cambios superficiales. Uno de los cuestionamientos mayores a los gobiernos regionales se refiere a su limitada capacidad de gasto, derivada de una insuficiente gestión y, en varios casos, del alto nivel de politización de sus dirigentes.

Pero tal no es el único gran asunto. Hay, cuando menos, dos materias que deben ser abordadas. La primera relativa a las amplísimas y no bien meditadas atribuciones y poderes otorgados a tales gobiernos regionales en la reforma constitucional producida el 2002. La segunda materia relativa al desinterés de la mayor parte de las autoridades por ejercer las responsabilidades que les corresponden para promover las inversiones privadas.

La visión del desarrollo económico y social, sustentado en el mercado y la movilización de capitales de riesgo, está ausente en el pensamiento de muchos presidentes regionales. El más emblemático de todos es el de Cajamarca. Pero no es el único.

Para que un Estado unitario como el Perú pueda hablar un mismo idioma sobre el desarrollo resulta indispensable abordar reformas de fondo al sistema vigente de regionalización.

Es de esperar que el Tribunal Constitucional, en resguardo de los mandatos de la norma fundamental, reconozca al espíritu republicano de un país unido e integrado, en el cual los recursos naturales pertenecen a toda la Nación y, por tanto, consagre ese criterio, al resolver sobre la ordenanza del Gobierno Regional de Cajamarca respecto del caso Conga.