La Gomera, naturaleza en estado puro

Intimamente ligada al descubrimiento de América y los viajes colombinos, gran cantidad de rincones están cargados de historia, como la Torre del Conde, pero sobre todo son inolvidables sus tesoros naturales.

El respeto y el amor por las tradiciones hacen de La Gomera un lugar para el descubrimiento. Sólo allí aún se puede conocer el Silbo, un singular lenguaje con que antaño los gomeros salvaban las distancias abiertas de su intrincada orografía. Las fiestas tradicionales y su gastronomía están plagadas de elementos únicos, como el potaje de berros o la miel de palma, un exquisito manjar elaborado a partir del guarapo, nombre con el que se conoce la savia de la palmera.

Desde el mar, la isla de La Gomera sorprende con los Órganos, un espectacular acantilado creado por la lava que la erosión ha dejado al descubierto como gigantescos tubos de un impresionante órgano que se clava en lo más profundo del océano para dibujar también los más sorprendentes fondos marinos.

Un impresionante Parque Nacional enclavado en el mismo corazón de la isla alberga una impresionante muestra de Laurisilva, vegetación que en otros tiempos poblaba la cuenca mediterránea y el norte de África. Tal es el valor ecológico que posee que ha sido considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Su relieve se caracteriza por una mezcla de lomas, valles y profundos barrancos entre los que surgen Roques, como muestra del pasado volcánico, pues se corresponden con las chimeneas de los volcanes. Hablar de la vegetación es hablar de diversidad, riqueza y endemismos.

Existen gran número de especies endémicas de la isla e incluso del Parque Nacional. La distribución de los distintos tipos de vegetación que aparecen se hace en relación al régimen de lluvias y al grado de insolación.

En los valles profundos, con poca luz y mucha humedad, predomina la Laurisilva de valle, con species como el viñátigo y el acebiño, con ejemplares de árboles que superan los 30 metros de altura. En las laderas que reciben grandes precipitaciones, las orientadas al norte, la laurisilva de ladera está compuesta por especies como la faya, el loro y el palo blanco. En las zonas altas aparece el brezal de cumbre junto con numerosos musgos. Son las orientaciones más secas y los lugares rocosos los que se reserva el fayal-brezal.

La fauna es igualmente rica y abundante. Entre los invertebrados existen gran número de endemismos exclusivos del Parque. Entre los vertebrados, los mamíferos son de escaso valor, ya que en general engloban especies introducidas por el hombre; únicamente cabe señalar dos especies de murciélago que pueden resultar de interés. En cuanto a las aves, este Parque está considerado como una zona de especial protección, con lo que el interés hacia éstas es grande y están muy bien representadas: Chocha perdiz, reyezuelo y gavilán son sólo algunos ejemplos de las especies que se pueden encontrar. Los reptiles poseen especies como el lagarto gomero y la culebra lisa gomera.

El nombre del parque viene de la leyenda de los amantes Gara y Jonay. Gara era una princesa del pueblo de Agulo, el lugar del Agua, mientras que su amante, Jonay, procedía de la isla del Infierno, es decir del Fuego. Las familias de ambos se oponían al amor de estos, pero ellos eligieron la muerte a la separación; en el alto que lleva su nombre, los amantes se clavaron una lanza de cedro y se despeñaron.

EL BARRANCO DEL CABRITO

 Este espacio natural presenta un conjunto de barrancos que alternan con zonas altas de suaves laderas.

Los barrancos con más nombre en el lugar se conocen como barranco de Juan Vera y la Guancha. Los fondos del barranco son planos, lo cual permite que se desarrolle la actividad agrícola dedicada al cultivo de plátanos y otros árboles frutales. Entre la vegetación natural predomina el tabaibal y otras especies de matorral. Entre la fauna, en las zonas de acantilados se sitúan aves acuáticas como las pardelas y las gaviotas. Entre la zona de matorral se localizan especies como los jilgueros o los camineros. Los residentes de las zonas de Vegaipala y Jerduñe conviven armónicamente en este paisaje tradicional aportando un interés cultural añadido en el que destaca su arquitectura popular.

PUNTALLANA

Puntallana es un altiplano en donde se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de la isla. Entre la vegetación existe la tabaiba gomera. Únicamente en los escarpados acantilados la flora es rupícola. En las zonas planas existe pino de repoblación junto con palmeras y dragos.

Entre la fauna, destaca de manera significativa la fauna avícola, ya que acoge multitude de especies migratorias y nidificantes entre las que se encuentran pardelas, gaviotas y charranes. El águila pescadora encuentra también aquí su hábitat. Son importantes también las especies de reptiles, destacando los perenquenes y los lagartos.

Un impresionante Parque Nacional enclavado en el mismo corazón de la isla alberga una impresionante muestra de Laurisilva, vegetación que en otros tiempos poblaba la cuenca mediterránea y el norte de África. Tal es el valor ecológico que posee que ha sido considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Su relieve se caracteriza por una mezcla de lomas, valles y profundos barrancos entre los que surgen Roques, como muestra del pasado volcánico, pues se corresponden con las chimeneas de los volcanes. Hablar de la vegetación es hablar de diversidad, riqueza y endemismos.

Existen gran número de especies endémicas de la isla e incluso del Parque Nacional. La distribución de los distintos tipos de vegetación que aparecen se hace en relación al régimen de lluvias y al grado de insolación.

En los valles profundos, con poca luz y mucha humedad, predomina la Laurisilva de valle, con species como el viñátigo y el acebiño, con ejemplares de árboles que superan los 30 metros de altura. En las laderas que reciben grandes precipitaciones, las orientadas al norte, la laurisilva de ladera está compuesta por especies como la faya, el loro y el palo blanco. En las zonas altas aparece el brezal de cumbre junto con numerosos musgos. Son las orientaciones más secas y los lugares rocosos los que se reserva el fayal-brezal.

La fauna es igualmente rica y abundante. Entre los invertebrados existen gran número de endemismos exclusivos del Parque. Entre los vertebrados, los mamíferos son de escaso valor, ya que en general engloban especies introducidas por el hombre; únicamente cabe señalar dos especies de murciélago que pueden resultar de interés. En cuanto a las aves, este Parque está considerado como una zona de especial protección, con lo que el interés hacia éstas es grande y están muy bien representadas: Chocha perdiz, reyezuelo y gavilán son sólo algunos ejemplos de las especies que se pueden encontrar. Los reptiles poseen especies como el lagarto gomero y la culebra lisa gomera.

El nombre del parque viene de la leyenda de los amantes Gara y Jonay. Gara era una princesa del pueblo de Agulo, el lugar del Agua, mientras que su amante, Jonay, procedía de la isla del Infierno, es decir del Fuego. Las familias de ambos se oponían al amor de estos, pero ellos eligieron la muerte a la separación; en el alto que lleva su nombre, los amantes se clavaron una lanza de cedro y se despeñaron.

Nota publicada en laeco.net