Facilitación de inversiones energéticas

Si queremos elevar el nivel de vida de nuestros compatriotas y su bienestar general, tenemos que fomentar el empleo decente. 

No estamos en tiempos bíblicos en que se podía esperar que el “maná” bajara del cielo.  No van a venir las oportunidades laborales del más allá, ni tampoco el Estado puede hacer permanentemente de “Papá Noel”.  Para que existan puestos de trabajo es necesaria la inversión y para que los empresarios de todo nivel y bolsillo inviertan, requieren que exista tranquilidad social, que las reglas de juego sean estables, la tributación predecible, y el Sistema Judicial independiente y confiable.

El Perú en los últimos años ha ido creciendo lo que ha significado mayor número de puestos laborales, menor desempleo y subempleo, reducción de niveles de pobreza y expectativas para que ello pueda continuar.  Sin embargo hay dos temas que perturban y que pueden ocasionar descenso del crecimiento y menos recursos para que el Estado cumpla con sus obligaciones.

En efecto, la conflictividad social, muchas veces artificial y propiciada por quienes no quieren el desarrollo, atenta contra el objetivo de alcanzar el bienestar general.  A ello se suma la crisis económica-financiera que afecta al mundo globalizado en que nos movemos, con aumento de precio del petróleo pero al mismo tiempo con descenso de los precios de algunos de los productos de nuestro abanico exportador y la reducción de las compras por los países que normalmente adquieren nuestras exportaciones, sean de materias primas o de productos elaborados.

Para paliar la crisis es necesario ampliar nuestro mercado interno, con más actividades agrarias, pesqueras, industriales, forestales, entre otras, y ello requiere indispensablemente tener la energía suficiente que alimente a todas ellas.

Se ha avanzado muchísimo en la electrificación del Perú y además de las centrales tradicionales se ha introducido el gas para más energía, pero necesitamos mucho más si es que queremos seguir en la senda del desarrollo. Para esto hay proyectos de generación de energía limpia como la obtenida por la fuerza del viento y la construcción de diversas centrales hidroeléctricas.

Por lo señalado ha hecho bien el Gobierno en crear la “Comisión Multisectorial de Facilitación de Inversiones Energéticas”, a la que se le debe informar las trabas burocráticas con las que tenemos que liar cotidianamente, la falta de mística de desarrollo y desidia de diversas instituciones del Estado, los cuellos de botella que se presentan en los trámites y las demoras en resolver expedientes de autorizaciones, registros, calificaciones, concesiones y tantos otros.

Creemos que si es destacable la decisión gubernamental de crear la Comisión de Facilitación, ello no basta.  Es indispensable que ella exponga mes a mes sobre lo que hace y los logros que obtiene, para hacerle el seguimiento desde la ciudadanía que incentivará la tarea. Contamos con antecedentes positivos, como es la Comisión de Promoción de Inversiones en general, que se creó en el Congreso cerca de diez años atrás y que ha venido ayudando a resolver problemas para que haya mayor inversión generadora de trabajo.