Pobreza y desigualdad

Hace pocos días, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ha publicado las cifras corregidas de pobreza. Según el Instituto, la pobreza en el Perú ha bajado notablemente. Es difícil discrepar de esta afirmación. Lo que no es tan complicado, es no creer en la exactitud de las cifras, o en los conceptos que determinan quién es pobre y quién no. Y lo más importante, ya sea que haya bajado mucho o poco el porcentaje de pobres en el Perú, lo que se mantiene sólido como una roca, son los intolerables niveles de desigualdad.

Debemos empezar aclarando, que el INEI, habla o informa, mejor dicho, de pobreza monetaria. Es decir, del ingreso económico de una familia. Si la familia X recibe más de cierta cantidad de soles al mes, ya no es pobre. Al INEI no le importa si con esa cantidad de soles la familia puede tener una vida buena o misérrima. No le importa cuánto gasta en pasajes para llegar a su trabajo y regresar a su casa, aquel de la familia que consigue los recursos. Y no tiene idea, claro, si con ese ingreso “neto” los niños siguen tomando té, en el desayuno, o ya pasaron a leche y huevos.

Por eso, yo insisto en que la única encuesta de pobreza que debemos exigir, es aquella de la ingesta calórica. Solo quienes consumen más que el número de calorías mínimas diarias que establece la ONU, y lo hagan como producto de su esfuerzo y no de un programa asistencial del Estado; habrán salido de la pobreza.

Las cifras del INEI no guardan ninguna relación con esto que es, finalmente, lo único importante.
Imagino que es una encuesta muy complicada de hacer, porque yo sé que el Presidente Humala, antes, al menos, siempre reclamaba por una información como la que aquí planteo.

Es tan inútil esta encuesta, en términos de análisis del país, que cuando queremos encontrar cómo andamos en el tema de la desigualdad entre pobres y ricos, encontramos que economistas importantes aseguran que la desigualdad se ha reducido e incluyen en esta conclusión a aquellos que han “salido de la pobreza” por el Programa Asistencial Juntos. Esto no me parece aceptable.

Es decir que aquellos que reciben una mensualidad, como asistencia del Estado ante su pobreza, solo porque la cifra del “cheque” está por encima de lo que el INEI ha establecido como pobreza monetaria, ¿ya no son pobres?

Otra vez: ¿Quien recibe apoyo del Estado, a través de un programa social que entrega dinero, deja de ser pobre? ¿Quiere decir entonces que si, hipotéticamente, el Estado le da a todos los pobres, extremos y no extremos, un cheque a fin de mes, en el Perú se habría logrado el milagro, único en la historia, y único en el mundo, de ser un país sin pobres? ¿O sea que ese lugar común que “la pobreza no se puede eliminar por Decreto”, es falso? Bien difícil de aceptar este argumento.

Esto último, de usar al programa Juntos para explicar una teórica e irreal reducción de la brecha entre ricos y pobres no la he inventado yo. Los invito a que revisen el trabajo de Juan Francisco Castro y José Luís Bacigalupo, www.up.edu.pe/ciup.  Para ellos, hasta uno de cada cuatro peruanos salidos de la pobreza, por lo menos para aplicar el coeficiente Gini, es gracias al Programa Asistencial Juntos. No tengo ni la profesión, ni los estudios de ellos, pero me basta la lógica y el sentido común para rechazar que quien recibe un subsidio monetario del Estado ya no es pobre.

No digo que el INEI mienta. Digo que el INEI nos da información que no es útil, ni adecuada para las grandes decisiones de los gobernantes. Y digo también que la pobreza calórica no ha bajado y que la brecha entre pobres y ricos se ha ensanchado (Con información del diario Expreso).