En la sociedad esclavista el esclavo no se pertenece a sí mismo sino al amo; el amo puede disponer a voluntad del esclavo, de su cuerpo, de su mente, de su personalidad pues el esclavo no es dueño ni de sí mismo (carece de libertad) tampoco es dueño de su actividad, ésta le pertenece al amo, según Marx, lo mismo ocurre en el sistema de producción capitalista: aquí el hombre se hace cosa, mercancía, usada por el propietario de los medios de producción sólo como un instrumento más en la cadena de producción de bienes.
Como explica el neomarxismo entonces, la acción de sus partidarios al secuestrar a sus hermanos de clase, 30 trabajadores de la empresa Skanska del Perú S.A, encargada de la construcción de la planta compresora del Proyecto del Gas de Camisea, con el único objetivo de utilizarlos como mercancías para cambiarlos por compensaciones pecuniarias para posibilitar su liberación. ¿Es esta una práctica revolucionaria? ¿No son estos trabajadores, para sus captores, sólo un instrumento más en la cadena de producción ideológica? Tal vez somos ingenuos y en verdad no se trata a estos trabajadores secuestrados, sino sólo como instrumentos que posibilita la producción sostenida de cocaína. Estos hechos nos permiten atisbar el disfuncional patrón valorativo de las huestes subversivas y comprobar hasta qué medida los productos seudoideológicos dominan y manipulan a una caterva adoctrinada y alienada, desorientada en su propio espacio-tiempo histórico, que quiéranlo o no, cada día está más globalizado.
El camarada “Gabriel” y el camarada “Yuri” denuncian supuestos abusos por parte de “Skanska” y para buscar remediarlos, secuestran humildes obreros de la propia empresa, es decir, refuerzan las supuestas prácticas abusivas y aplican el secuestro como método, acercándose más a ciertas costumbres de sacrificio ordalico que a reivindicaciones dizque “revolucionarias”.
Yendo más allá del pensamiento Gonzalo en la tipificación de la sociedad peruana como semi feudal, estos delincuentes nos retrotraen aún más a épocas bárbaras y no son conscientes, que por estos actos su futuro puede asemejarse demasiado al sufrido por algunos rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y ahogarse en la violencia que ellos mismos aplican y proponen (Con información del diario Expreso).