Maniobrando los conflictos

Con todas las ganas –y la revancha- de recuperar posiciones perdidas, los estrategas del radicalismo antiminero van a apostar al parecer por una ‘lógica de movilizaciones contestatarias-represión-negociación’ [o sea, ‘piteamos a la mala, nos reprimen –y nos victimizamos de paso- y luego negociamos, y así, sucesivamente’] con la estratagema final de paralizar Conga a como dé lugar. 

Es curioso cómo el plan se pinta hasta con peroratas ‘académicas’. El asunto es, apunta un intelectual ‘izquierdista’, construir ‘el orden’, uno que surja de la explotación de las ‘contradicciones o clivajes económicos, sociales, políticos y culturales’ pendientes históricamente. Obviamente con desenlaces que ya podemos suponer pero que, dice este mismo intelectual, no deben asustarnos. Pero continúa: la ‘contestación negociadora [del pueblo frente al proyecto –que el radicalismo activista e intelectual dicen ‘representar’- y post represión del ‘gobierno derechizado’ entendemos] es la que permite el juego electoral e institucional’.
Juego democratizador que fue bloqueado tradicionalmente por ‘la oligarquía, el gamonalismo, las dictaduras pro oligárquicas y la derecha política’ en el pasado. Es decir, todo un kit teorizante sacado del baúl de la abuela y que con seguridad deben ignorar los cientos de ciudadanos inmersos en el tema Conga o en otros manipulados conflictos [donde los ‘autores intelectuales’ no ponen el pecho en las calles, pero si ponen la cara cómodamente en los medios capitalinos]

Apelar de manera temeraria en los conflictos a la espera de la represión -¡¿para negociar ‘mejor’?!- como táctica de reposicionamiento político es profundamente insensato. Lleva a que las divergencias terminen en desgracias irreversibles en aras de intereses ideológicos. ¿Asumirán responsabilidad los asesores y líderes regionales que empujen a sectores del pueblo a una dinámica tan peligrosa? Los planes plasmados en papel aguantan todo, más no la integridad física de la gente.

¿Es ese escenario al que se quiere llevar al campesinado?
Persistir en vender conceptos revanchistas con evocaciones de confrontación clasista  y de ‘exclusiones oligárquicas’ es seguir objetando los cambios experimentados por los peruanos en los últimos tiempos. Hoy, muchos de los que estuvieron ‘abajo’ o en el ‘medio’ están ‘arriba’. Los rostros del poder en la política reflejan incluso parte de esta diversidad. La democracia liberal, a la que tanto se atacó desde la zurda, pujó a que tengamos gobernantes de diverso origen incluyendo el Parlamento y los gobiernos subnacionales.

Y en el ámbito económico los pujantes rostros capitalinos y provincianos populares y medios se han venido colocando en posiciones adelantadas dentro de un proceso de apertura que puede seguir sumando a muchísimos más compatriotas. Es ello lo que se debe propugnar y no una revuelta de las ‘contradicciones’ tornadas más peligrosas cuando se hacen en nombre de diferencias étnicas o económicas como peligrosamente apostó E. Morales en Bolivia. ¿Quieren acaso su ‘Evo peruano’? ¿Son Santos, Saavedra o Arana los prospectos?

Es imperativo que los conflictos no nos lleven a desenlaces lamentables. Lo contrario es la necedad de manipular los anhelos ciudadanos en aras de retomar una representación forzada o un reposicionamiento político ‘izquierdista’ que ha perdido el tren de la realidad. Una apuesta negligente por recuperar espacios de poder e influencia escabullidos de las manos. ¿Es ese el resultado que busca esta ‘nueva izquierda’, que algunos dicen, ya aprendió de sus disparates confrontacionales del pasado? Ya pronto lo veremos (Con información del diario Expreso).