Cumbre, drogas y Cuba

Cartagena es una bella ciudad. Colombia un gran país. Ha dado un salto largo hacia el desarrollo sobre la base de la seguridad democrática y la gobernabilidad basada en el cumplimiento al ordenamiento jurídico existente. Muy justo y conveniente que el país y la bella ciudad histórica sean la sede de la VI Cumbre de las Américas. El ejemplo dado en la última década en lo político, en lo social y en lo económico son un camino posible para nuestras controversiales realidades continentales. Lamentablemente, al menos a nivel de la retórica comunicacional, han sido dejados de lado asuntos fundamentales, mientras que el tema de la despenalización de las drogas y la ausencia de Cuba, ocupan la escena. No les resto importancia, pero han abierto el camino a la retórica circunstancial, la cual sin ser totalmente inútil no resuelve ninguno de esos problemas.

El tema del narcotráfico es polifacético, pluriofensivo y una amenaza permanente para el mundo. Ningún país por sí solo está en capacidad de enfrentarlo exitosamente. El esfuerzo debe ser concertado y la estrategia globalmente aceptada. La despenalización del consumo existe en varios países del mundo. Algunos vienen de regreso. Otros exhiben indiscutibles éxitos, aunque todos registran un crecimiento serio de la drogadicción, de su influencia en el crimen y un déficit inexplicable en las políticas de prevención y saneamiento de quienes han caído en el vicio.

En todo caso, es bueno discutir sobre el tema pero sin pretender agotar el debate mediante decisiones aún sin madurar y, sobre todo, teniendo presente que los tentáculos de las organizaciones que le dan soporte operativo al tráfico de drogas y al lavado de dinero, han penetrado altos círculos políticos, sociales y militares en algunas de nuestras naciones. Algunas cerca de ser gobernadas por narcoestados que ya ni siquiera disimulan su naturaleza.

Lo de Cuba es de vieja data. Demagogia baratera alienta posiciones basadas en una ridícula retórica anti-yankee, sostenida por Chávez y algunos de los petrochulos del continente, especialmente agrupados en el ALBA. Desde que estas Cumbres se iniciaron quedó ratificado el marco democrático de las mismas, sobre la base de los principios de la OEA y la Carta Democrática Interamericana. Cuba tiene despejado el camino para incorporarse. Hasta Estados Unidos ha manifestado la disposición favorable para el reingreso a la OEA de Cuba. No han querido hacerlo. Peor para ellos, pero basta de excusas y pretextos inexistentes (Con información del diario Expreso).