Los marxistas, a lo largo del siglo veinte, como opositores perpetraron magnicidios y asesinatos masivos y como gobierno cometieron genocidios dantescos. Hoy, derrotados políticamente y aún deudores morosos de tan altísima criminalidad, sin embargo estos mismos marxistas conducen organismos internacionales para proteger los derechos humanos y administran justicia mundial mediante la Corte Penal Internacional de La Haya.
¿Qué está pasando? ¿Por qué las concesiones al poder destructivo del comunismo?
Beber del pozo ideológico del marxismo-leninismo, agregando opciones como el trotkismo y el maoísmo ó variantes latinoamericanas como el castro-guevarismo, es siempre embarcarse a la guerra civil para conquistar el poder político, y desde él enseñorearse totalitariamente asumiendo todas las demás expresiones del poder: económico-empresarial, social-educacional, paterno-filial, de prensa, de administración de justicia, etc. Salvo el gramcismo, que invierte la metodología de la ecuación marxista y no recurre necesariamente al uso de la violencia. Sin embargo, al igual que las demás variantes marxistas, el gramcismo también pretende fagocitar totalitariamente todos los poderes socio-político-económicos.
El siglo veintiuno transcurre bajo el control marxista de los organismos internacionales de origen demo-liberal.
Los comunistas penetran organizaciones (sindicales, partidarias y organismos de derechos humanos) para manipularlas a su antojo, en beneficio de la Revolución en la que inspiran todas sus prácticas. El SUTEP, sindicato de profesores escolares, es el ejemplo en nuestro país.
En este marco situacional aparece el caso de los Comandos Chavín de Huantar, que es un juicio de los comunistas contra el Estado Peruano, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con el propósito de obtener una orden para que el Poder Judicial peruano procese penalmente a nuestros mejores comandos del Ejército y la Marina, quienes hace 15 años rescataron 71 rehenes sometidos por guerrilleros abanderados del comunismo. Este caso se inició porque esa Corte Interamericana ya consideró que hubo violación a los derechos humanos por nuestros soldados en perjuicio de los guerrilleros comunistas.
Impresionan los trasbordos ideológicos en los que se nos fuerza vivir, y sin que muchos se percaten de sus reales configuraciones, lo que explica que las más de las veces se adopten medidas íntegramente estériles.