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Sábado 21 de abril 2012

Daniel Radcliffe dejó la piel de Harry Potter

Por: Laylah Ferreyra
Daniel Radcliffe dejó la piel de Harry Potter
Foto: Blog "Dos reinas en las rocas"

Daniel Radcliffe sabe que tener 82 millones de dólares no lo hace un actor memorable. El niño huérfano que cautivó a la audiencia enfundado en una capa y portando curiosas gafas se ha convertido en algo sospechoso e interesante, en un hombre capaz de apostarse.

Ser una estrella infantil tiene sus bemoles, sus acertijos y riesgos: casi nadie sale ileso. Son pocos aquellos afortunados que pasada la hora del encanto pueden sobrevivirse y reinventarse más allá de su identidad en la ficción. Harry Potter es de los casos más anómalos de la cinematografía porque a través de siete películas el mismo actor tuvo el desafío de no perder el poder de atracción. Daniel lo capturó y lo hizo suyo mientras duró.

Hogwarts quedó atrás, hoy la noticia está marcada por el nuevo personaje de Radcliffe, el pálido y desgarbado abogado Arthur Kipps en “La Dama de negro”. ¿Qué pasó con la inocencia y los hechizos? Abrieron el camino y expandieron los límites para que el actor de 23 años florezca en un oscuro lodazal de terror y góticas visiones.

Cuando hace unos años Daniel hizo la obra Equus, la prensa y los tabloides se encargaron de dinamitar su legítimo intento por no encasillarse. No importó al inicio que su interpretación de Alan Strang, aquel muchacho que termina recluido en un psiquiátrico por matar a sus caballos, sea un reto descomunal.

Uno de los miedos que perturba a los actores jóvenes tras un éxito infantil desproporcionado, es el no saber elegir sus proyectos. Saben que el mundo los observa, los espera, saben que experiencias pasadas de estrellas frustradas y arruinadas por las drogas o el desenfreno están ahí, como una condena anticipada.

Equus fue un acierto. Mostrarse a los 17 años como un jovenzuelo que insulta, fuma y transgrede la sensibilidad de algunos desnudándose, le sirvió. Ganó en presencia y actitud. La obra se estrenó en su natal Londres y un año después se fue a Nueva York. Los críticos resaltaron en todo momento que jamás evocó a Harry Potter, nunca apareció.

Hoy su nueva propuesta lo muestra como un actor experimentado, plausible de sostener los silencios prologados que la historia original de Susan Hill exige. “La Dama de negro” explora con hermetismo su futuro. ¿Será Daniel Radcliffe capaz de convertir cualquier filme en un suceso? Por lo pronto, esta película ha causado furor en el público inglés, convirtiéndola en el estreno más visto en su género en los últimos veinte años.

Pocas cosas en su vida estuvieron selladas por un impromptus, solo la más importante: su elección para el papel de Harry Potter. Resulta gracioso leer en su biografía que sus padres fueron los más grandes opositores a su presentación en el casting. Él, Alan Radcliffe, un agente literario, ella, Marcia Greshan, directora de casting, Daniel, hijo único, enfrentados a una enorme decisión.

Su pasión por la actuación surgió de muy niño, sus pininos los hizo en la escuela y rápidamente pudo saltar a la televisión encarnando a un pequeño David Copperfield para la BBC. Algo tenía la cámara con él, un romance que estaba apenas comenzando.

Gracias a la actriz Jamie Lee Curtis, con quien compartió roles en su siguiente película, “El sastre de Panamá” se enteraron que la historia de J.K Rowling estaba cocinándose. Con doce años Daniel superó la barrera y reparos que sus padres tenían sobre la película, su temor era su posible frustración. Nada parecido ocurrió. Cuarenta mil aspirantes se quedaron fuera de Harry Potter el día que él se asomó.

Los rumores sobre él abundan en las redes desde su posible homosexualidad, alcoholismo hasta su abierto desacuerdo con la monarquía británica. Lo cierto es que no se detiene. Hace unos días se filtraron las primeras imágenes de “Kill your Darlings” su actual aventura. En ella interpreta al escritor Allen Ginsberg, y la historia retratará a los poetas de la Generación Beat. Con besos y arrumacos gay Daniel manifiesta que no se esconde en la faldas de Potter.

Vive en Nueva York mientras dure el rodaje aunque extraña Londres. Su madre administra sus finanzas, a él no le quita el sueño. Comparte su vida con la joven Rosanne Coker y admite que ella trajo bastante magia a su vida. Magia de verdad, no la de Hogwarts.

 Al escribir este texto para el Diario Expreso me quedé pensando en la disyuntiva que los padres de Daniel Radcliffe enfrentaron al autorizar el casting para Harry Potter. ¿Cómo sabían ellos cuál era la mejor decisión para su vida? Cuando A era pequeña participó en un evento como bailarinita de ballet, lo que despertó en ella la sobre atención de la gente me dejó sin ganas de volver a intentarlo. Nada drámatico a esa escala, pero a una mayor, sería impredecible. Tantas miradas y halagos a destiempo podrían salirse de tus manos. La vanidad puede ser un monstruo dormido que en ocasiones es mejor no despertar antes de tiempo.

Publicado en el Blog Dos reinas en las rocas

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