La Domobiótica es una palabra que proviene del latín "Domus", que significa casa, y del griego "Bios", que significa vida. Esta disciplina integra Arquitectura, Ingeniería, Física, Biología y Medicina en el estudio y diseño de los espacios habitados. Incorpora la visión del Edificio Enfermo, Feng-Shui, Geobiología y Bio-construcción. Analiza los factores micro-ambientales que inciden en la salud del hábitat, el rendimiento laboral y el éxito de un negocio, las "Domopatías", o sea, las patologías ambientales que definen la "Biohabitabilidad" de un espacio para lograr el confort y la salud de las personas.
A diferencia de los primitivos, que vivían en pleno contacto con la naturaleza, los "urbanitas" pasamos más del 80% de nuestro tiempo en recintos cerrados (casa, escuela, trabajo, centros comerciales, transporte). Afirmar que un edificio puede enfermar a sus habitantes nos sonaba extraño hasta hace pocos días, pero la calidad ambiental interior (CAI) influye en nuestra salud más que el entorno exterior.
Son muchos los factores micro-ambientales, sutiles y a veces invisibles que pueden crear un edificio enfermo y hacer una vivienda inhabitable, que afecte a la salud y al rendimiento físico e intelectual, a causa de una arquitectura demasiado artificial, electrificada y cada vez más hermética. El Ministerio de Trabajo considera que el 30% de los edificios presenta problemas de higiene ambiental relacionados con el Síndrome del Edificio Enfermo (SEE).
Desde el punto de vista arquitectónico, debemos valorar en primer lugar la ubicación, la panorámica, la ventilación y la luz solar. Cualquier inmobiliaria sabe que se valora más una casa exterior, bien ventilada y mirando al sur, pues disfrutará de muchas horas de sol. La medicina nos dice que el paisaje y sobre todo el sol fomentan el optimismo y levantan las defensas.
Sabemos que la radiación ultravioleta del sol es bactericida y, por otro lado, su luz es imprescindible para los neurotransmisores cerebrales (melatonina, serotonina, etc.) y para el crecimiento del esqueleto del niño (vitamina D).
La ventilación natural evita el aire interior cargado de tóxicos y con frecuencia demasiado seco y electrificado por el aire mal acondicionado. Si tenemos escasa ventilación, debemos instalar aireación forzada que asegure el aire fresco (O2) y un generador de iones negativos para limpiar nuestra atmósfera del humo del tabaco, alérgenos y otros tóxicos, y equilibrar la carga eléctrica de iones como lo harían las plantas verdes.
Muchas viviendas, interiores o en semisótano, no tienen suficiente luz natural y sufren además polución lumínica, por una incorrecta iluminación artificial. Para evitar el parpadeo que causa estrés neurológico (electroestrés), basta utilizar reactancias electrónicas (20.000 Hz) que reducen el campo electromagnético (CEM), y además ahorran energía eléctrica y alargan la vida de los tubos fluorescentes.
Una correcta iluminación artificial debe tener alta intensidad, mínimo 800 a 1000 lux, y emitir un color similar al sol (todos los colores del arco iris), con luminarias de espectro completo. El ambiente cromático se completa eligiendo los colores de paredes, muebles y textiles con criterios de cromoterapia, y visión artística en función del uso de cada espacio.
Una creciente patología ambiental es la contaminación electromagnética. Existe gran alarma social sobre los potenciales efectos nocivos de la líneas de Alta Tensión, pero esta electropolución puede ser causada también por ordenadores, impresoras, climatizadores, luminarias, televisión, electrodomésticos y otras instalaciones eléctricas comunes, como una cocina de inducción o un sencillo radio reloj, que están cerca de nosotros.
La medida de seguridad más sencilla es ubicar los equipos eléctricos lejos, al menos a 1,5 m de distancia de los sitios de larga permanencia, como el lugar de estudio o trabajo, y especialmente de la cama, donde pasamos ocho horas cada noche. Idealmente en el dormitorio deberíamos desconectar totalmente la televisión, y no dejarla en stand-by, e toda fuente CEM y garantizando un sueño profundo y reparador.
Cada día más, especialmente en áticos y pisos altos, sufrimos radiaciones de microondas de las antenas de telefonía móvil, WiFi, etc., lo que incrementa los problemas de salud que, a largo plazo, pueden afectar al ADN y al sistema inmunitario. Sin embargo, si observamos alteraciones, como cefaleas, irritabilidad, estrés, agotamiento, fibromialgia, depresión, o cambios en el ciclo de sueño, como insomnio o fatiga matinal, a partir de la instalación de un repetidor de telefonía móvil, el uso de un inalámbrico, la conexión ADSL wireles, etc., es posible proteger nuestra casa con pantallas de microondas que evitan que esas radiaciones penetren en el interior.
La Bäubiologie o Bioconstrucción aplica los criterios de biología en arquitectura y nos muestra que la casa con frecuencia sufre contaminación química multiple por las emisiones tóxicas de materiales artificiales, como amianto, PVC, aglomerados, pinturas, melaminas, moquetas, plásticos, que al igual que cosméticos, insecticidas o limpiadores, generan tóxicos como alquilfenoles, ftalatos, formal de hído, etc. Debemos preferir materiales tradicionales, como madera, bambú, corcho, pinturas biológicas, materiales naturales transpirables y eléctricamente conductores, recomendados en Bio-construcción, pues mejoran la CAI y no plantean riesgos para la salud.
El uso de materiales altamente radiactivos, como el granito, el gres, los cementos artificiales o ciertos esmaltes, pueden incrementar la radiactividad ambiental de nuestra casa. Debemos elegir los materials de construcción tradicionales, como el mortero de cal, las cerámicas naturales o los revestimientos de mármol o piedra propia del lugar, evitando las rocas cristalinas exóticas, mucho más radiactivas.
El silencio es otro factor de calidad de vida dentro de nuestra casa, la inversión en un buen aislamiento termoacústico siempre es rentable, pues además del silencio y el relax, conseguiremos mejorar el confort bioclimático de la vivienda con un gran ahorro energético.
Si además usamos energías alternativas (sol, viento, geotérmica, etc.), continuamos reduciendo nuestra huella ecológica.
Los criterios de la Geobiología nos enseñan a elegir el Buen Sitio para nuestra casa, pues la presencia de geopatías, anomalías geológicas del subsuelo, puede alterar el equilibrio neurofisiológico, tanto como las fuentes de contaminación artificiales que hemos analizado anteriormente. Incluso evitar el paso de cables por la cabecera de la cama. Para esto existen dispositivos automáticos que dejan sin corriente eléctrica, durante el horario nocturno, el recinto del dormitorio, eliminando En la vertical de una vena de agua subterranea se observa una alteración de la carga eléctrica del aire, así como un incremento de radiación en la banda centimétrica (microondas), que es la que más interacciona con nuestro sistema endocrino. Si la anomalía telúrica es causada por una micro falla o fractura de la corteza terrestre, además de estas anomalías eléctricas puede apreciarse un incremento de la radiactividad, principalmente generada por el gas radón.
El dicho "dime donde duermes y te diré de qué padeces" nos recuerda la relación tradicional entre la persona y el lugar, que puede ser patógena si la energía es excesivamente agresiva para nuestro sistema de defensas, y cualquier domopatía nos afectará en function de nuestra genética y sensibilidad personal. En general debemos ser más exigentes con los niños y las personas hipersensibles, como los enfermos y los ancianos.
Para saber si estamos en una geopatía, basta observar la calidad del sueño; si nos levantamos alegres y descansados, no hay motivo para preocuparse, pero si observamos insomnio crónico o que a pesar de haber dormido ocho horas nos levantamos cansados y confusos, puede que estemos sufriendo una anomalía geofísica. Si este es el caso, podemos desplazar provisionalmente nuestra cama a otro lugar y comprobar si desaparecen los síntomas. Además, se pueden usar aislantes como corcho, madera maciza y, como toque de lujo y salud, alfombras de pura lana virgen.
Si no podemos evitar vivir encima de una geopatía, la mejor manera de neutralizar esas radiaciones telúricas, provenientes del subsuelo, es colocar pantallas geomagnéticas bajo el pavimento.
Finalmente, no es preciso ser un maestro de Feng-Shui para aportar armonía a nuestra casa, solo es necesario un poco de sensibilidad y mirar nuestro espacio con otros ojos para poder percibir esos flujos de energía, insuficientes o excesivos, que crean conflictos en ciertos puntos de la casa.
Si el ambiente de la casa es armónico y bello, será también sano, pues la belleza del hábitat aumenta nuestras defensas, como nos confirma la física cuántica.
A corto plazo, las domopatías causan estrés psicofísico, incluso depresión, pero a largo plazo un edificio enfermo puede causar enfermedades orgánicas.
Nota publicada en laeco.net