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Lunes 23 de abril 2012

Rosa de Tokio

Por: Jaime Miranda Sousa.
Rosa de Tokio
Foto: Difusion

Con la ayuda del prisionero de guerra norteamericano Charles Cousens, la ciudadana norteamericana-japonesa, Iva Toguri, durante la II Guerra Mundial, consiguió trabajo, en Radio Tokio, como colaboradora en el programa “The Zero Hour”. El mayor Cousens, y otros prisioneros, eran obligados a transmitir este programa que tenía como objetivo desmoralizar a los soldados estadounidenses y a sus familias, aprovechando que esta radio se escuchaba en la costa del Pacífico de los Estados Unidos.

La locutora principal de este programa, que empezó a emitirse en 1943,  llevaba el seudónimo de “Ana, la huérfana”, y  “Rosa de Tokio”, era solo el apelativo que los soldados norteamericanos le pusieron a esta locutora dedicada a minarles la moral utilizando, entre otros, el sistema de acusar a las FF AA de los EE UU, con mentiras o verdades, de ineficientes; descuidar la seguridad de los soldados, el bienestar de sus familias y otras barbaridades más.

La quinta columnista “Ana la huérfana” o “Rosa de Tokio”, como la llamaban los soldados de los EE UU, era el arma que usaba el Japón para socavar la moral de los soldados norteamericanos y la de sus familias.

“Rosa de Tokio” que, como veremos más adelante, no era Iva Toguri, usaba la radio para lograr su macabro fin. Hoy  hubiera utilizado, además de la radio, la televisión, la prensa escrita y el internet para realizar su labor quintacolumnista. Terminada la guerra, Iva Toguri fue acusada, cuando no lo era,  de ser “Rosa de Tokio”y fue condenada, en los EEUU, por quintacolumnista.

En 1977, el diario Chicago Tribune y el programa de la TV “60 minutos” demostraron que, con Iva Toguri,  se había cometido un grave error y gracias a ello, el presidente Gerald Ford le concedió el indulto y en nombre de los EEUU, le  pidió perdón.

Sirva esta historia para darnos cuenta si en el Perú hay una “Rosa de Tokio” o  una  “Radio Tokio”. Señor Presidente de la República, me comprometo a realizar los mayores esfuerzos para poder comunicarle, a quien compete y en privado,  nunca  en público, cualquier problema que afecte la moral de nuestros soldados y que me haya enterado que existe en nuestras FFAA. Señor, este compromiso lo hago porque considero que nuestro país está atravesando por un conflicto armado en el que están muriendo muchos soldados peruanos cumpliendo con el mandato que los peruanos, yo entre ellos, les hemos dado.

Señor Presidente, la conducción de esta guerra –que por las limitaciones que tienen nuestras FF. AA es difícil– está en sus manos. En usted confío (Con información del diario Expreso).

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