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Viernes 27 de abril 2012

La silenciosa y escandalosa epidemia británica

Por: Charlie Cooper
La silenciosa y escandalosa epidemia británica
Foto: vuelosbaratos.info

Chris tiene diez años. Él y su hermano están tan desnutridos que su piel es pálida y tienen ojeras. Sus hermanos mayores tienen una dieta tan poco saludable que han perdido su dentadura. Viven en la sexta ciudad más rica del mundo: Londres. Los chicos son solo cuatro más entre los millares de niños que pasan hambre en Gran Bretaña, víctimas de una "silenciosa epidemia" de malnutrición en la capital y fuera de ella.

Kids Company, que ayuda a 17 mil niños en Londres, ha informado de un dramático aumento del número de infantes que acuden a sus centros de acogida no para solicitar techo o seguridad, sino comida. La situación se reproduce en todo el país. En Barnsley, organizaciones benéficas de apoyo a la infancia trabajan para ayudar a los padres que luchan para mantener sus alacenas surtidas de alimentos básicos como leche, pan y pasta. En Bristol un proyecto juvenil ha pasado de ofrecer un espacio a adolescentes que solicitan asesoramiento y apoyo a convertirse en un lugar donde ingerir comida básica.

FareShare, una organización de beneficencia que distribuye excedentes alimenticios procedentes de supermercados, afirma que los comedores populares, los albergues y los grupos comunitarios trabajan a marchas forzadas para satisfacer la demanda de padres y jóvenes "desesperados" por obtener alimentos gratuitos. Desde octubre, el 42 % de los colectivos con los que opera han experimentado una demanda creciente de alimentos.

Kids Company, una organización fundada en 1996 para ofrecer apoyo práctico, emocional y educativo a los niños más vulnerables de Londres, ha presenciado cómo muchos jóvenes se han visto reducidos a robar en tiendas y contenedores y a comer carne cruda. Cada semana 70 nuevos niños acuden a la organización benéfica en busca de apoyo y de comida, comparados con los 30 semanales que lo hacían el año pasado.

Muchos niños hambrientos proceden de familias de inmigrantes cuyos padres no tienen permisos de trabajo o no pueden percibir beneficios sociales. Sin embargo, también hay padres con empleo y receptores de beneficios estatales que luchan mientras el costo de la vida se dispara y el mercado laboral continúa estancado. "Estamos viendo a padres genuinamente responsables que simplemente no pueden garantizar la provisión de comida en sus hogares", dijo la fundadora de Kids Company, Camila Batmanghelidjh. "Los niños no tienen una voz pública, así que no pueden decírnoslo".

El problema es tal vez más visible en las escuelas. Kids Company menciona cinco escuelas del interior de Londres cuyo personal asegura que entre el 70 % y el 80 % de los alumnos padecen inseguridad alimentaria, es decir, que en casa no siempre tienen alimentos y no saben de dónde saldrá la próxima comida.

Pero eso no ocurre solo en la capital. Una encuesta realizada en febrero por Netmums, el mayor foro de Internet para progenitores, descubrió que una de cada cinco madres se salta habitualmente una comida para que sus hijos puedan comer.

Mientras tanto, los datos recogidos por Trussell Trust —una organización que ayuda a bancos de alimentos que distribuyen comida a 120 mil personas en todo el país— indican que el problema está aumentando. Su presidente ejecutivo, Chris Mould, dijo que en los últimos meses se había producido un "enorme incremento" de la demanda y que ya hay 36 mil niños que pasan hambre. A pesar de que el servicio se está expandiendo, la organización benéfica está descubriendo a más y más personas en situación de pobreza alimentaria que buscan la ayuda de organizaciones caritativas. "Lo que hemos visto sugiere que hay miles de personas en este país que padecen hambre, personas que tienen que hacer difíciles elecciones entre combustible, calefacción, transporte y comida", aseguró. "El peso de toda esa presión está recayendo fundamentalmente en las madres y los niños".

Los que están en primera línea tienen claro dónde está el problema. "Todo es cuestión de dinero", dijo Charlotte Williams, que dirige Station House, un grupo comunitario que provee servicios de guardería en Thurnscoe, cerca de Barnsley. "Estamos en una tormenta perfecta. A los padres con un puesto de trabajo les están reduciendo la jornada y muchos están perdiendo su empleo. Incluso en los casos en los que los ingresos son estables, el costo de vida —gas, agua, ropa— se ha disparado de tal manera que la gente se ve obligada a reducir el presupuesto destinado a comida para poder adquirir otros productos básicos. Será todavía peor la semana que viene, cuando se reduzcan los subsidios a las rentas bajas.

"Esta semana hemos repartido fruta fresca y los padres nos han dicho que era maravilloso, pues no la habían probado en mucho tiempo".

"Barnsley es un lugar orgulloso, los padres no quieren admitir que no pueden pagar su comida, pero cuando ves cómo reaccionan cuando tenemos algo que ofrecerles te das cuenta inmediatamente de cuál es la situación que viven en casa. Es lo primero que los niños preguntan cuando entran por la puerta: ¿Tienen algo de comida?".

El Fideicomiso de Alimentación Escolar (School Food Trust), que asesora al Gobierno en cuestiones de nutrición infantil, manifestó que para un número "demasiado elevado de niños" un almuerzo escolar gratuito es la única comida adecuada que ingieren a lo largo del día. "Los maestros nos informan a menudo de niños que llegan a la escuela demasiado hambrientos para estudiar y que tienen miedo de no encontrar nada que comer al llegar a casa por la tarde después de la escuela", dijo una portavoz.

Al tiempo que aumenta la demanda de alimentos a las organizaciones de caridad que trabajan en primera línea, su financiación se está acabando. En una encuesta realizada el año pasado, FareShare constató que una de cada tres organizaciones benéficas clientes suyas había sufrido recortes de fondos gubernamentales y que dos tercios estaban recortando su presupuesto de alimentos para poder mantenerse a flote.

El problema de la penuria alimentaria infantil es lo peor que han visto nunca incluso trabajadores con experiencia como la señora Batmanghelidjh.

"Una gran cantidad de organizaciones que podrían ayudar se encuentran al límite de sus recursos y se están viendo obligadas a controlar más sus gastos o a derivar más", dijo. "Llevo 21 años trabajando a nivel de calle y la falta de alimentos en el último año y medio se ha convertido en un problema mucho más extendido que nunca. Conozco a varios padres de familia que roban en tiendas solo para alimentar a sus hijos".

Fuente: The Independent

TAGS: Londres, pobreza
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