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REDES SOCIALES
Martes 01 de mayo 2012

Socialismo: destructor del empleo y beneficios

Por: Leonor Filardo.
Socialismo: destructor del empleo y beneficios
Foto: El Universal

Los gobiernos están empeñados en proteger a la población en aspectos que deberían ser responsabilidad individual de cada ciudadano. Creen que su papel fundamental es ser paternalistas porque somos insensatos y merecemos "protección". Pero es pura hipocresía. El Presidente en sus campañas ofreció el derecho a la salud (los hospitales públicos no funcionan); a la educación (las escuelas y universidades públicas están destruidas); al trabajo, a las prestaciones sociales, a las pensiones (expropian y confiscan empresas y fincas y, por ende, destruyen el empleo y sus beneficios), a la seguridad personal (estamos en guerra con tantos atracos y secuestros).

El cinismo constitucionalizado: para cumplir con esas promesas se aprobó la Constitución de 1999. De sus 350 artículos, 11 supuestamente son para "proteger el trabajo y sus beneficios". Ninguno se ha cumplido. Entre ellos: el 87: Derecho al trabajo (más de la mitad de la masa laboral está en la economía informal); el 91: Todo trabajador tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales... El Estado garantizará un salario mínimo que será ajustado cada año, tomando como referencia el costo de la canasta básica; el 92: Tendrán derecho a prestaciones sociales que les recompensen la antigüedad en el servicio. Toda mora en pagar genera intereses, que constituyen deudas de valor y gozarán de los mismos privilegios y garantías de la deuda principal.

Paradójicamente, el Presidente en una de sus alocuciones dijo "que redactaría una nueva Ley Orgánica del Trabajo a fin de pagar la deuda que tiene la revolución con los trabajadores venezolanos... Tenemos que cancelar la deuda a los jubilados del sector público que aún no han recibido sus prestaciones sociales". Admite, así, la gran deuda que se tiene con un inmenso número de jubilados en educación, salud, otros ministerios y organismos del Estado.

¿Qué significa su confesión? Que en 14 años de gobierno no cumplió con lo prometido y que los trabajadores han sido engañados y abandonados por la revolución. Como es usual en el jefe de Estado, la culpa de su incumplimiento se lo achacó al FMI, a la burguesía y al imperialismo, como si alguno de ellos estuviera en el poder. Presidente, no se olvide de que quien manda en este país es usted y el que le debe a los trabajadores es su gobierno, no el sector privado. El Presidente agregó que trabajaría intensamente para "dar una ley más digna del proceso revolucionario, de transición al socialismo que está viviendo Venezuela". Propuso "un nuevo régimen para el derecho a prestaciones sociales y la reducción de la jornada de trabajo".

Como regalo adicional señaló que la nueva ley debe calcular retroactivamente las prestaciones del trabajador con base en su último salario. Igualmente, propuso un fondo de inversión y otro de pensiones, y el lanzamiento de un Petrobono para pagar la deuda de las prestaciones. Explicó que así los jubilados podrían venderlos en el mercado de valores. Esto es el mayor engaño que puede proponer. ¿No se da cuenta de que con sus políticas socialistas ha destruido el empleo y destrozado el poder adquisitivo del bolívar? El aumento anual promedio de los precios es de 25%, y el promedio de la devaluación más de 100%. Además, las tasas de interés son extremadamente negativas y el mercado de capitales inexistente. Con sus anuncios lo que provocó fue una fuerte demanda de las prestaciones por parte de los trabajadores. ¿Por qué será?

¿De verdad el Presidente busca de buena fe beneficiar a los trabajadores? La única solución es generar empleos bien remunerados en función de méritos y productividad, no proteger la vagancia al plantear la disminución de la jornada laboral. El Gobierno está obligado a que los venezolanos contemos con un verdadero Estado de Derecho y a eliminar esas regulaciones absurdas que ahogan el aparato productivo. Así, atraeremos la inversión nacional y extranjera y recuperaremos las empresas del Estado quebradas. El Presidente también tiene que controlar la inflación y evitar que el bolívar siga devaluándose. Para ello, debe centralizar las reservas internacionales en el Banco Central y eliminar la creación de dinero inorgánico. Debe crear un verdadero mercado de capitales y fondos de pensiones privados y dejar que las tasas de interés sean positivas.

Presidente, convénzase de que el socialismo destruye el trabajo y sus beneficios (Con información del diario El Universal).

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