Mala señal

A diferencia de los mineros rescatados en Chile, los de Ica eran ilegales. Pese a ello fue correcta la acción del Ejecutivo de impulsar un inmediato operativo para salvarlos, contando además con la solidaridad de todos los peruanos y la atención de la mayoría de la prensa mundial. El éxito del rescate, sin embargo, no le ha dado legalidad ni justificación a lo que los mineros venían haciendo, ni los convierte en héroes ni ejemplo a seguir para ningún ciudadano peruano, menos aun para los más jóvenes.

Ha hecho mal el gobierno en reconocerlos y premiarlos con dinero y con títulos de propiedad por haber actuado contraviniendo la ley. Su mensaje resulta incomprensible en una administración que viene sosteniendo importantes esfuerzos para combatir legal, policial y hasta militarmente la criminalidad de la minería informal que atenta contra el medio ambiente en lugares como Madre de Dios. El error le puede costar bastante al país y en especial a esta gestión porque el mal ejemplo cunde y algunos creerán que este accionar gubernamental genera un precedente para todos los demás.
Seria funesto además que tuvieran, por su acción, el derecho a ser incorporados a alguna institución pública. No se pueden trastocar los valores ni quitar mística a quienes en condiciones muy limitadas actúan en nombre de la sociedad para combatir el delito.

Los reconocimientos, los premios y los títulos de propiedad deberían estar dirigidos a los valientes policías y soldados que combaten al terror y al crimen en todo el país y que sufren diversas penurias por ello, perdiendo inclusive la vida. O para sus familiares.

Este tipo de realce debería estar pensado para personas como los bomberos que con apenas gotas de agua combaten los incendios o para los verdaderos maestros, médicos o enfermeros que cumplen su labor en los rincones más apartados del país. O para cualquier ciudadano que haya realizado una acción ejemplar digna de ser difundida para alimentar el orgullo nacional.

No vaya a ser que uno de estos días un asaltante quede atrapado en una bóveda y que tras ser rescatado termine homenajeado en Palacio de Gobierno y contratado por la Asociación de Bancos.

Alguien tiene que reflexionar sobre estos hechos desde el poder porque sus mensajes han venido siendo contradictorios desde antes de su propia elección. Un Presidente que saluda el éxito de un operativo con efectivos muertos o un Congreso que protege a sus bribones (Con información del diario Correo).