El Gobierno tendrá que enfrentar tarde o temprano el problema de minas Conga. De un lado -y por el flanco derecho- está Yanacocha, las grandes empresas mineras y los que en Cajamarca se han beneficiado del crecimiento sobre la base de las actividades extractivas. Yanacocha ha invertido una cantidad sustantiva de dinero en tratar de encaminar el proyecto y parece que la empresa intentará pelear hasta el final, e intuyen que pueden tener el apoyo del gobierno hasta el límite de los futuros acontecimientos. Del otro lado -y por el flanco izquierdo-, el gobierno enfrentará la irreductible oposición de los dirigentes sociales de Celendín y Hualgayoc, de los movimientos ambientalistas locales e internacionales, y de un sector que en Cajamarca resiente la desigualdad que ha generado el desarrollo económico que gira en torno a la minería.
La situación no es fácil, y existe el riesgo de que se produzca un choque de trenes que deberíamos tratar de evitar. El gobierno no la tiene nada fácil. Si los peritos en el cercano abril plantean que Conga va, con modificaciones menores y sacrificando 4 lagunas, la presión de los inversionistas puede generar que el Gobierno se vea forzado a iniciar un conflicto que en mi opinión no puede ganar. Por el contrario, si los peritos cuestionan de forma significativa y piden que se realice un nuevo estudio ambiental, quizá ese sea el mejor escenario para el gobierno. La posibilidad de ir marcha atrás e iniciar de nuevo los estudios de impacto ambiental quizá sea la única forma de volver al diálogo y regresar al punto en donde Salomón Lerner dejó la situación. Este gobierno no ha dado aún grandes muestras de poder resolver conflictos. La minería ilegal en Madre de Dios quizás sea el primer tema en el que el gobierno resulte victorioso y su operación política tenga legitimidad. Pero en varios casos previos, como el de Minas Conga, las exploraciones mineras en Andahuaylas o la resistencia de los pobladores a ampliar un recinto carcelario en Cañete, siempre dio marcha atrás con total pragmatismo. El equipo de gobierno en los casos previos al de la minería ilegal en Madre de Dios siempre eludió o difirió el conflicto. En Conga no habrá en ningún caso una solución totalmente satisfactoria. Y en un contexto en donde varios errores le están pasando la factura a la imagen presidencial, quizá sea el momento para patear hacia adelante el problema de Conga y evitar un desenlace violento. Anular el desacreditado estudio de impacto ambiental que a todas luces no obtuvo licencia social quizá sea su mejor opción.
(Fuente: Bajo la Lupa)