El cruce del desierto terminó ayer para el Real Madrid. El club blanco, tras vencer en calidad de visitante por una goleada de tres goles a cero al Atlético, también de Madrid, ha ganado una copa más de la Liga Española de Fútbol, la trigésima segunda, y desató así la euforia de una hinchada que durante cuatro años esperó en forma paciente el momento para ver triunfar de nuevo a sus héroes y festejar junto con ellos la proeza lograda en los verdes rectángulos de juego. La fuente de Las Cibeles, la emblemática plaza de todas las grandes celebraciones, se convirtió una vez más en el escenario donde miles de hinchas confluyeron para gritar por el triunfo.
Vaya momento que el equipo dirigido por el no pocas veces intratable portugués José Mourinho ha hecho vivir a esta hinchada congregada en esta plaza erigida en honor a la diosa de la Madre Tierra. Con un trasfondo de música, vivas y desbordante alegría, los capitaneados por Iker Casillas, portero también y capitán de La Roja ibérica, se dieron cita al mítico lugar para dejar sentado, colocando la bufanda madridista en el cuello de La Cibeles, que este club que nació hace poco más de un siglo en marzo de 1902 era uno, no quepa duda, con destino. Festejando no solo su copa número 32, sino también el 80 aniversario de la primera copa que acarició en el ya lejano 1932.
Tremendo merito de esta triunfadora versión madridista, que se ha dado el lujo para lograr en esta oportunidad la victoria de parar en seco la racha triunfadora de su archirrival catalán, el Barcelona FC, al derrotarlo el sábado 21 de abril nada menos que en el mismo Camp Nou. Enorme logró de este equipo que, faltando dos fechas para que concluya la presente Liga, ha completado los 98 puntos y probablemente, salvo sorpresa, superará la valla de los 100, dando de esa manera más razones para olvidar en estos días festivos un logro más de su archirrival de siempre que hace dos temporadas se quedó a tan solo un punto de la cifra de los tres dígitos.
Los directivos pueden estar contentos, la hinchada también, el Real del 2012 es un proyecto sólido desde todo punto de vista. Mourinho tuvo razón y le ha tapado la boca a quienes lo criticaban diciendo que su planteamiento era sinónimo de negación del buen fútbol. Uno, en el que en lugar de crear atacando, sus dirigidos se dedicaban a devastar lo que el adversario trataba de construir, para dar en medio de una insoportable letanía, sino un zarpazo artero, el golpe de gracia, adjudicándose así de mala manera la victoria. Su versión del Real Madrid ha logrado hasta el momento 115 goles, y sus tres goleadores, Cristiano Ronaldo, Higuaín y Karin Benzema, han superado los 20 tantos cada uno. Que mejor prueba de fútbol ofensivo.
Un fútbol ofensivo y de creación de más lato nivel que hubiese merecido este año un escenario de consagración de alcance continental, como el que le fue negado hace pocos días cuando el Bayern de Múnich, tras una fatídica tanda de penales, puso coto final a sus sueños europeos. Sueños de gloria que los amantes del buen fútbol en general y del Real Madrid en particular pueden alimentar al saber que jugadores como Casillas, Ronaldo, Higuaín, Benzema, Di María, Otzil, Khedira, Sergio Ramos, Xabi Alonso, Pepe, entre otros, forman parte de una plantilla que enaltece con su juego al deporte de multitudes a nivel planetario. ¡Viva el Real Madrid!