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Viernes 04 de mayo 2012

Suelta el Deseo de Aprobación

Por: Luciana Campora
Suelta el Deseo de Aprobación
Foto: www.walpaper.es

Sabes, los demás no han venido a este mundo para hacerte feliz. Y tampoco tú estás aquí para hacer feliz a los demás.

Muchas veces, nos traicionamos, con confundimos. En nombre del Amor  obramos de modo equivocado.

¿Cuántas veces has dejado de hacer algo que considerabas bueno para ti, por no herir los sentimientos de alguien más? ¿Cuántas veces cargaste sobre tus hombros la responsabilidad de “cuidar” las emociones ajenas por sobre las propias? ¿Cuántas veces dejaste de DISFRUTAR, sólo por la CULPA que te generó la idea de estar defraudando a tus padres, a tus hijos, a tu pareja???

La Culpa es orgullo, es soberbia. ¿Lo sabías?

La culpa es el deseo del ego de verte más importante de lo que eres en la vida de otros seres. Y como bien sabes, la soberbia es un desbalance que surge de la falta de valoración: Te quieres tan poco que no mereces el Amor, por lo tanto, la Culpa hace que no te lo des y no lo quieras recibir, pero a la vez, quieres verte tan importante, que te dices que los demás sufrirán por ti.

Te engañas. Te dices que los demás dependen de tus acciones y que no pueden elegir por ellos mismos qué sentir. Eso equivale a trasladar la desvalorización que sientes hacia ti mismo, hacia los otros. No les das en tu mente, una oportunidad de ser puros y elevados. No les das en tu emoción, lugar a los crecimientos que quizás a ellos les aguarden, a los beneficios que puedan obtener de una circunstancia aparentemente negativa, porque de todo se aprende, y todo aprendizaje conlleva un BENEFICIO.

Si esto te sucede, no tienes porqué ser condescendiente. Ese es tu aprendizaje. En cuanto a los demás, tampoco tienen porqué esperar que así lo seas. Eres un Ser libre que elige día a día su libertad, eso es lo que vale. Allí donde sientas estar será el lugar correcto y esta es tu cruzada personal: aprender a ser libre, sin miramientos. Elegirte a ti mismo, sin dobleces ni jugarretas del ego. Aprender a amarte y darte verdadero Amor Incondicional.

Amar al prójimo no es dejarte vulnerar por las expectativas ajenas. Amar realmente es ser fiel a ti mismo y no dejarte doblegar. Amarte es seguir la senda de lo que consideras bueno para ti sin importar el precio. Porque el “precio” que a veces consideras “negativo” puede no serlo en realidad… puede resultar en algo bueno, como lo es todo en la senda espiritual, que es el camino que todos recorremos. Estamos en este mundo para APRENDER, y quien se ama a sí mismo, no puede hacer mal. Muy por el contrario: ACABA ENSEÑANDO UNA NUEVA FORMA DE SER Y DE VIVIR.

La vida es un sendero de aprendizaje constante. Nadie es perfecto. Pero las circunstancias por las que nos toca atravesar, esas,  sí lo son. Tenemos lo que merecemos. Tenemos lo que nos proporcionamos. Tenemos lo que elegimos. No elijas dolor. No elijas sufrir.

Si sigues las expectativas de otros, sufrirás tú. Si dejas de seguirlas y sufres por lo que supones que sienten otros, elijes sufrir. Sólo confiando en el bien mayor y entregándote a tus verdaderos deseos del corazón quitas a tu ego del medio. Sólo obrando desde un lugar puramente espiritual comprendes la profundidad del camino a transitar. Y te liberas. Te liberas en el conocimiento. Te liberas en la comprensión de una Verdad que tal vez pueda ser dura, pero será maravillosa, esclarecedora y positiva al final.

En todo acontecimiento arduo se oculta un regalo. Un regalo que es tarea de cada uno aprender a revelar. En ese camino, en ese sendero personal, es que crecemos. Y en ese crecimiento, está el Amor que tanto anhelamos. Por lo tanto, no te culpes, ni culpes a otros de tu suerte. Tienes lo que tienes y eso es perfecto. Haces lo que debes hacer, y ya.

Buscas la aprobación externa porque te niegas TU AMOR: no te amas a ti mismo.

Te das culpa como un escapismo, parte del mismo juego: para no permitirte el Amor completo que te pertenece, que te hace libre, que te permite florecer en pleno esplendor.

Admítelo: Te das culpa para no darte Amor.

Crees que sintiéndote mal quedas exento de tortura espiritual por lo que haces y sin embargo… la tortura espiritual es lo que tú mismo te estás propinando al sentirte culpable.

Suelta la culpa y suelta el miedo a verte como realmente eres, a hacer lo que realmente debes hacer, a seguir la luz ya sin dobleces, a mirar a la luz de frente, como corresponde a todo Guerrero. Firme y fuerte ante lo desconocido, con Fe en que te corresponde lo Bueno, con una intuición a tu servicio que te hace de guía y te llena de conocimiento Divino, que te permite ser HOY del modo que elijas, no importa cómo hayas sido; con la certeza de que adonde vaya tu corazón no puede existir el mal, ni para ti, ni para ninguna de las almas implicadas en el Plan. Así de simple. Entrégate. Confía. Y no te desvalorices. Tus sensaciones te conducen hacia lo mejor posible. Nadie puede sufrir en vano si te dejas llevar hacia donde tu corazón dicte. No hay motivos para sentirte culpable. No hay motivos para negarte la Libertad ni el Amor. No hay sufrimiento alguno en el Perfecto Orden de la Creación de la que eres parte.

Luciana Cámpora, escritora

www.lucianacampora.com

Libros y Escritos para el Desarrollo Personal y Espiritual

 

 

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