Francia y Grecia, es decir la Europa que no hace mucho era referente de las sociedades de bienestar, le ha dicho a los financistas, en sendos procesos electorales, no estoy de acuerdo con el ajuste, necesitamos respiro. Muchos análisis se pueden hacer sobre la conveniencia de un Estado austero de hoy para dar satisfacciones mañana, el tema de fondo es que las sociedades no lo aceptan y la pregunta pertinente emerge: ¿qué ocurrirá ahora?
Hay tres clases de preocupados: las multilaterales del financiamiento, los banqueros y los políticos que obran de gonfaloneros de la necesaria austeridad. Es bueno identificarlos, etiquetarlos tal vez es la palabra más apropiada. Los primeros quedan plenamente sindicados con el Fondo Monetario Internacional y su vocera, la francesa Christine Lagarde; los segundos con cualquier ejecutivo de los bancos tops del mundo, ni siquiera tiene relevancia el nombre, pues son solo piezas de engranaje de una gran maquinaria y los terceros, liderados por la primer ministra alemana, Angela Merkel y en calidad de furgones: el primer ministro italiano Mario Monti y el jefe de gobierno de la alicaída España, Mariano Rajoy.
Al final de cuentas corresponderá a los políticos enfrentar a la calle, a nombre de las instituciones crediticias y banqueros. Con lo ocurrido ayer en las elecciones en el país galo y el helénico, va camino a quedarse sola la canciller teutona; pues el tecnócrata que dirige el gobierno de Italia, va ser relevado más temprano que tarde y el español líder del Partido Popular, ya bastante tiene con su frente interno, como para hacer de profeta global.
El desencuentro entre capital y la realidad va a significar turbulencia económica y financiera en el Viejo Continente, que va agravar la situación en el corto plazo, hasta que se retorne el equilibrio entre las partes en pugna. Esto va afectar inevitablemente al Perú, directamente por el lado exportador que tiene como destino los países de la Unión Europea e indirectamente por el lado de China e India, que también se verán resentidos por el mismo motivo. Cautela en el manejo económico peruano es lo que corresponde, basta de entusiasmos sin sustento y dispendio en la caja fiscal, como por ejemplo esa apuesta caprichosa en el gasoducto sur (Con información del diario Expreso).