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Martes 08 de mayo 2012

Educando a la Nueva Humanidad

Por: Luciana Cámpora.
Educando a la Nueva Humanidad
Foto: Difusión

Luciana Campora

Nosotros, por nuestro condicionamiento y educación, requerimos prácticas y disciplina para vivir el Presente, para darnos cuenta de que estamos vivos dentro de este cuerpo y apreciar el mundo que nos rodea.

Todos los niños tienen este don naturalmente. Todos los niños pueden vivir el hoy, el momento presente, pleno de descubrimientos y emoción.
Las mentes de nuestros chicos están sanas y abiertas a lo nuevo. Ellos conocen la Paz naturalmente. Ellos viven en comunión con su Alegría porque SON, sin temores ni ataduras. Y por esto mismo están mucho más cerca de la Verdad que muchos adultos.

No les pasemos nuestras preocupaciones. No hagamos que su vida de juego y alegría deje de serlo sólo porque nosotros aún no descubrimos cómo hallar nuestra felicidad. Nuestra vida puede ser también de juego y alegría, aprendamos de ellos.

Son nuestro mayor proyecto. Están creciendo con las bases que les damos. Hagamos un experimento: Probemos si, amándolos, aceptándolos y respetando su alegría natural podemos crear una generación distinta, una generación de seres felices que sepan generar lo bueno con facilidad, desplegar sus talentos sin restricciones, vivir de manera exitosa y plena e irradiar amor a los demás. ¡Seguro que funciona!

La mayor parte de lo que les damos como entretenimiento, es producto de nuestra propia distorsión. Nosotros tenemos la mente enajenada, no ellos. Ellos no necesitan “desenchufarse” de la realidad, sino imbuirse en ella, para llegar a comprenderla. No necesitan horas de televisión, ni juguetes perfectamente terminados, con luces, sonidos y movimientos… juguetes que hacen todo por sí solos, sin darles opción de utilizar su creatividad.

Detengámonos un momento por ejemplo, ante un escaparate de juguetes para bebés. ¿Qué encontramos? Colores: muchos y fuertes, cada cual más brillante, cada cual más impactante, todos en competencia visual y ninguno en combinación armónica. Sonidos: electrónicos y llamativos, estridentes y hasta enervantes… ¿Qué les estamos enseñando con esto a nuestros niños? ¿Qué las cosas de la vida no son lo suficientemente llamativas para servirles de estímulo? ¿Qué los sonidos de la naturaleza no son dignos de ser captados y oídos?

Les estamos enseñando a orientar sus sentidos “hacia afuera” desde bien chiquitos, porque nosotros somos incapaces de ver la realidad que existe detrás del mundo de apariencias ficticias en el que vivimos. Les transmitimos así, nuestras propias limitaciones sensoriales. Les inculcamos el desentenderse del inmenso universo natural viendo sólo lo “chillón”, lo estridente, y “tapando” lo armonioso, lo sutil, lo que implica un desarrollo más refinado de los sentidos. Y ni hablar entonces de aquellos padres que sientan a sus chicos frente al televisor “porque así comen tranquilos”, o “para que se duerman más rápido”, o simplemente “para que se distraigan y no molesten”. ¿Se dan cuenta la aberración que esto significa para el desarrollo de la Consciencia? ¿Se dan cuenta las adicciones que genera? Y eso sin siquiera tener en cuenta el contenido de los programas que se les ponen delante.

Los hombres más felices sobre la faz de la Tierra fueron siempre los que vivieron en íntimo contacto con la naturaleza. Fueron gente sensible, inteligente, y conectada espiritualmente. Los hombres más felices sobre la faz de la Tierra, no necesitaron nunca de grandes estímulos, ni de grandes reconocimientos y elogios para alcanzar su felicidad. Son gente de pocas palabras y sin embargo, niveles profundos de comunicación. Son gente tan conectada con su propio existir, que respetan su vida y toda la vida alrededor. Tenemos mucho que aprender de estos Hombres: verdaderos Humanos Completos. Y estoy hablando de los que integran las diferentes culturas indígenas de la Tierra.

Nuestros sentidos se adaptan al ambiente en el que nos desarrollamos. Existe una tribu de aborígenes africanos que puede distinguir cientos de tonalidades distintas de verde por su nombre, en lo que nosotros apenas podemos clasificar como “verde oscuro” o “verde claro”. ¿Por qué? Porque viven en un lugar que es todo verde, por lo tanto necesitan de un refinamiento en la forma de percibir ese color para que les sirva de orientación. Sus ojos son ojos normales, como los de cualquier ser humano, sólo que más finamente desarrollados en ese aspecto particular de su capacidad de visión.

Nuestros chicos no nacieron con la atrofia sensorial que acarreamos por nuestra enajenación. A menudo ellos pueden ver mucho más de lo que nosotros captamos. Están abiertos y son sensibles. No necesitan estímulos fuertes para aprender de la vida. Al contrario, los estímulos fuertes sólo los distraen de lo que en realidad puede estarles llamando la atención. Evitemos que vivan las consecuencias de nuestra distorsión. Permitamos que mantengan lo que es natural en ellos. No los dejemos con la música sonando estridente todo el día, ni que permanezcan frente al televisor fuera de los horarios en los que se pueda disfrutar de algún programa en especial (y mucho mejor si es en familia).

Enseñémosles a ser selectivos, a elegir lo que les gusta por sí mismos y les hace sentir bien; a que no estén, por ejemplo, frente a la tele o la computadora por estar, porque no tienen otra cosa que hacer; a no fomentar que deseen todo lo que ven u oyen y confundan sus verdaderos deseos con el bombardeo de sugestiones constantes que promueven los medios de comunicación. Ayudémoslos a buscar su felicidad de maneras que no impliquen la dependencia de ciertos objetos, a saber que vinieron con un propósito en la vida, a sentirlo y reconocerlo.

No los atiborremos con estímulos exteriores, cuando todos tenemos un mundo de estímulos que decodificar adentro. Nuestros chicos son dueños de un tesoro que nosotros podemos ayudarles a preservar. Como sus guardianes, tenemos esa responsabilidad. Démosle permiso para que puedan disfrutar su Integridad, desde ahora.

Extracto del libro “Buscando tu Propio Camino a la Verdad”
De Luciana Cámpora

www.lucianacampora.com
Libros y Escritos para el Desarrollo Personal y Espiritual

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