Guerra sin Congreso

En uno de mis últimos artículos, me referí al quintacolumnismo con el que, durante la II Guerra mundial, el Japón socorrido por RADIO TOKIO y la locutora ROSA DE TOKIO, bajaba la moral y la autoestima de los soldados norteamericanos y la de sus familiares. Hay que ver, oír y leer algunos medios de comunicación para darnos cuenta que en el Perú existen algunos que, con sus inopinadas críticas, actúan como RADIOS TOKIO y ROSAS DE TOKIO.

La falta de información que tenemos los civiles, incluyendo a los “politólogos”, hace que no podamos tener la certeza de que se puedan atribuir a la negligencia del actual alto mando militar. Civiles y militares debemos buscar la idoneidad de las órdenes y del equipo que reciben nuestros soldados, pero sin afectar su moral. Los congresistas deben, utilizando las facultades que nuestra Constitución les da, convocar, en sesión secreta, a todos los ministros que crean conveniente para pedirles las explicaciones del caso y si los encuentran responsables por los errores, también en sesión secreta, deben  censurarlos. Actuando así, transmiten a nuestros soldados la seguridad de que el Congreso Nacional está vigilante para evitar que corran más riesgos o soporten más sufrimientos que los estrictamente necesarios. Cometería traición a los peruanos el congresista oficialista que respalda a un ministro sabiendo que es responsable por los errores cometidos y también lo estaría haciendo uno de la oposición que lo censure sabiendo que no lo es.

El lunes último escuché al suboficial de Policía que logró retornar vivo, Luis Astuquillca Vásquez, defender a su Policía, a pesar de que, como se está haciendo una costumbre,  el periodista se lo hacía difícil, también lo oí encumbrar a su fallecido compañero y amigo, el Suboficial César Vilca Vega, qué orgulloso me sentí del profesionalismo y patriotismo con que está actuando este muchacho. Los políticos tienen mucho que aprender de él.

Cambiando de tema, el 22 de abril asistí al homenaje que, frente a la ex embajada del Japón, se organizó en honor de los Comandos Chavín de Huántar, pero me retiré al ver la forma tan vergonzosa como congresistas y políticos acaparaban el estrado poniendo en segundo plano al artífice de la operación Chavín de Huántar, el  hoy general José Williams Zapata. También me pareció injusto ver cómo el almirante Luis Giampietri era el encargado de engrandecer a los miembros del grupo del Comando Chavín de Huántar cuando él, al igual que ellos, merece ser encumbrado porque también fue un importante protagonista del heroico acto que fuimos a enaltecer. Parece que no nos damos cuenta de lo que le hubiera pasado a Giampietri si los terroristas lo descubren comunicándose con el exterior (Con información del diario Expreso).