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Viernes 11 de mayo 2012

El país en vilo y festejo en el VRAE

Por: Víctor Robles Sosa.
El país en vilo y festejo en el VRAE
Foto: Andina

Por sus errores y falta de liderazgo, el ministro de Defensa, Alberto Otárola, y el del Interior, Daniel Lozada, debieron ser reemplazados  hace tiempo – igual que otros ministros – pero finalmente han renunciado para salvarse de una censura inminente. En cualquier caso, la salida abrupta y no concertada de los ministros daña a la democracia.

La daña porque los demócratas no podemos, ni debemos, mostrar fisuras entre nosotros cuando libramos dos batallas cruciales: Una contra el terrorismo marxista-leninista-maoísta, y otra contra los grupos que buscan obligar al gobierno a retomar el proyecto retrógrado de la “gran transformación”.

En ambos casos, aunque con matices distintos, los dos enemigos tienen el mismo objetivo estratégico: Alcanzar el poder para instaurar un régimen estatista que nos conduciría de nuevo a la miseria total.

Siendo Oscar Valdés un hombre de honor, es un hecho que renunciará tras la dimisión forzada de Lozada y Otárola, pues él los propuso para ministros. Y si el presidente le acepta la renuncia daremos un salto al vacío, otra vez.

Los arrebatos populistas del presidente Ollanta Humala, y su empeño en que Petroperú y otras empresas estatales recuperen protagonismo, hacen temer que pueda sustituir a Valdés por alguien que comparta esos confusos resabios estatistas.

Si el ministro Miguel Castilla pone velas a los santos para que China no entre en recesión, ahora deberá hacerlo para que el presidente Humala no cambie el rumbo del gobierno.

En el otro plano del análisis, no se entiende que el terrorismo le ha declarado la guerra a la democracia otra vez, tal como lo hizo Sendero Luminoso en 1980, y que en estas circunstancias los demócratas no podemos mostrarnos divididos ante el agresor.

Si Sendero Luminoso avanzó tan lejos fue porque los demócratas se lo permitimos; subestimando al enemigo primero, y dejando después la guerra en manos de los militares, para no admitir que estábamos ante un problema político.

La gran lección que nos dejó la victoria sobre Sendero es que la guerra es esencialmente política. Y sin embargo, nos negamos a admitir que la banda del VRAE secuestró en Kepashiato sobre todo para golpear políticamente a la democracia, con una capacidad militar muy superior a la de un simple “remanente”.

Los terroristas no esperaban provocar una crisis política como la que estamos viendo ahora, pero la han aprovechado al máximo. Por eso han atacado y asesinado a un militar en la base de Mazángaro, para atizar las contradicciones entre los demócratas. Y no queremos entenderlo.

Un sector de nuestra clase política se niega a ver estos hechos, y en vez de resolver la crisis de manera concertada con el Ejecutivo, ha obligado a renunciar a Lozada y a Otárola, regalándole a la subversión las cabezas de dos ministros. Una vez más el terrorismo logra una victoria política importante, por nuestros errores.

Los asesinos Quispe Palomino deben estar brindando con champán en algún logar del VRAE, mientras en Lima los “ciudadanos por el cambio” se frotan las manos esperanzados en volver con su “gran transformación” bajo el brazo. Nuevamente el país está en vilo.

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COMENTARIOS
1 comentarios
CON ESE TUFAZO FUJIMORISTA Y LA PEGA DE DEMÓCRATA.SI SE QUIERE DERROTAR A SENDERO HAY QUE PRIORIZAR LA GRAN TRANSFORMACIÓN QUE EL ARTICULISTA CON OLOR A FUJIMORISTA SATANIZA Y EXECRA.IGUAL IMPORTANCIA TIENE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN SOBRE LA QUE NADA DICE Y CONTRA EL FASCISMO ANTIDEMOCRÁTICO PER SE REPRESENTADO POR EL FUJIMORISMO Y SUS ALIADOS.
12 de mayo 2012
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