Renuncias: ganó la subversión

Aun cuando parezca una contradicción hacer una aseveración categórica y sin fundamentos, afirmo una vez más que las renuncias forzadas de los ministros de Defensa Alberto Otárola y del Interior Daniel Lozada, no solo es un grave error estratégico que favorece al desarrollo de la subversión en la zona selvática de nuestro país, sino que verifica efectivamente que el accionar sedicioso e insurgente habría pasado a convertirse en una herramienta de coerción política importante, al haber permitido el actual Congreso que el accionar subversivo en sus distintas facetas logre entronizarse  en su propio terreno político.

La subversión se desarrolla en varios escenarios, que pueden ser reales como las zonas en el que opera, imaginarios que implica ganar la mente y la voluntad de los adversarios, o en todo caso una mezcla inteligente y oportuna de ambos con efectos psicosociales. Hablo de avanzar de forma progresiva para ganar posiciones con un accionar violento e impactante, confrontando en un primer momento a las fuerzas armadas y policiales en lugares inhóspitos y de difícil acceso, atacándolas de forma indiscriminada para producirles el mayor número de bajas en términos de muertos, heridos y daños materiales; de desprestigiar y  desmoralizar a las fuerzas del orden, poniendo en tela de juicio su accionar, eficiencia  y operatividad, increpando y reprendiendo a sus mandos operativos y políticos que son los que se muestran ante la opinión pública, atribuyéndoles toda clase de responsabilidades en materia de fracasos, desaciertos o ningún éxito; y por último, la combinación artera y solapada de todos estos factores con la ayuda de algunos medios de comunicación masiva para lograr el mayor impacto, suscitando zozobra, desconcierto, inseguridad y miedo ante el mayor número posibles de personas.

El escenario ideal para lograr implementar y legitimar estos tres escenarios (el militar, moral y político), es aquel en donde en un momento determinado no solo confluyen y escenifican al máximo las fuerzas políticas de una sociedad, sino que se confronta al propio estado en materia de eficiencia y resultados en la lucha contra subversión.

Desconozco si la oposición responsable en nuestro medio, con o sin conocimiento de causa, se encuentra al tanto que con las renuncias forzadas y en los términos como se han llevado a cabo, quienes realmente salen robustecidos y reforzados no es la institucionalidad o el estado de derecho, sino las propias bandas armadas de subversivos que muestran ante el país que no solo están en capacidad de asesinar a mansalva a los miembros de nuestras fuerzas  del orden en el terreno operativo, sino de confrontarlas y desmerecerlas en el escenario parlamentario que por irónico que parezca, es el lugar en donde por razones obvias debería suceder todo lo contrario (Con información del diario Expreso).