Entre rosas, chocolates, artefactos u otros obsequios que se otorguen al ser que nos trajo al mundo, existe detrás de todo ello una historia que permitió la celebración del Día de la Madre hasta hoy, la misma que cumple 98 años.
Este relato tiene como protagonista principal a la neoyorkina Julia Ward Howe, una activista que además de marchar en reiteradas ocasiones por la paz en el mundo durante las dos primeras décadas del siglo XX, también fue una de las luchadoras para que se proclame cada segundo domingo de mayo la citada festividad.
Así, este logro lo hizo con el respaldo de la filadelfiana Ana Jarvis, con quien escribió cartas a intelectuales y autoridades mundiales para obtener su apoyo. De esta manera, Ward Howe consigue su propósito en 1914, cuando el presidente estadounidense Woodrow Wilson (quien luego ganaría el Premio Nobel de la Paz), proclamó esta fecha como Día de la Madre en su país, lo que se extendería después a varios países.
Por ello, cuando abracemos hoy a esa figura llena de cariño y afecto recordemos a Ward Howe, Jarvis y a Woodrow, quienes fueron los artífices de esta celebración.