La Semana Santa ha resultado ser desde siempre una buena oportunidad para la reflexión espiritual pero, a diferencia de otras, esta última también servirá para confirmar que la nueva clase media peruana sabe cómo emplear su tiempo de ocio y la parte de sus ingresos que se destina para el entretenimiento y así completar la calidad de vida a la que tiene derecho: el turismo interno.
Según estimaciones de Canatur, el turismo interno generará cerca de $ 3.500 millones el 2012, frente a los $ 2.941 millones de ingresos esperados por el turismo receptivo (extranjero) para este año, superándolo en ingresos y también en cantidad total de turistas. Esto aporta un dinamismo económico muy importante para nuestro crecimiento futuro y cumple una función distributiva de la riqueza, como ninguna otra actividad económica, ya que a través de él los recursos llegan a negocios y emprendimientos en su mayor parte rurales o de demanda estacional.
Actualmente la actividad turística representa casi el 7% del PIB, convirtiéndose junto a la construcción en una de las locomotoras que tiran de nuestro crecimiento. Pero nuevamente hay que reconocer que es la capacidad adquisitiva de nuestra nueva clase media la que explica por sí sola este crecimiento, clase media que más allá de los acertados estímulos estatales, para fomentar el turismo interno, sabe cómo planificar sus periodos de vacaciones y el gasto que realizan en ellos.
El futuro es promisorio. El Perú y su gran oferta turística diversificada: cultural, de aventura, de naturaleza, etc., está aún por desarrollarse. Estamos aprendiendo a descubrir y a querer esta gran diversidad cultural que nuestro país nos ofrece y con ello vendrá el desarrollo de nuevos emprendimientos que mejorarán y ampliarán nuestra oferta turística, haciéndolas sumamente atractivas y competitivas a nivel mundial. El Estado debe acompañar esta evolución con mayor inversión en infraestructura y previendo los conflictos sociales (Con información del diario La República).
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