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Sábado 19 de mayo 2012

Despiadada agresión contra el Congreso

Por: Francisco Chirinos Soto.
Despiadada agresión contra el Congreso
Foto: Cesar Revilla

El Congreso de la República está formado por ciento treinta representantes que han accedido a tan prominente nivel político a través de la suprema ruta del voto popular. No están allí por acto de fuerza o por imposición arbitraria, sino por decisión soberana del cuerpo electoral.

Este preámbulo, que acaso pudiera tildarse de constituir una expresión tautológica, me resulta necesario para dejar constancia de mi reprobación a los ataques de que se hace víctima, de modo institucional, al Poder Legislativo, y de manera acaso personal a los miembros del mismo, por parte de sectores de la opinión pública y del periodismo nacional, partiendo de los cuestionamientos que pesan sobre algunos de ellos, a los cuales se les puede contar con los dedos de las manos, sin tomar en cuenta que hay ciento veinte o más congresistas cuya conducta no puede ser objeto del más mínimo reproche.

Y, además, los cargos que pesan sobre ciertos integrantes de la Cámara única, son en su mayoría de escasa consistencia o de muy dudosa probanza. Aquella acusación según la cual una asistente o secretaria de determinado congresista fue obligada a dormir en la misma habitación que su jefe y que, adicionalmente, fue drogada y por último vejada sexualmente, es de muy escasa credibilidad. Lo más probable es que, como sucede en cientos de miles de casos, aquí y en la Cochinchina, varón y mujer hayan ingresado libremente a la habitación del hotel para dedicarse en su interior al deporte inventado en el paraíso terrenal.

Sin embargo, la ofensiva periodística ya ha colocado al congresista como autor de un delito de violación, así como se tildó de “comeoro” a quien no hizo más que comprar oro –no cocaína– a mineros artesanales que eluden la tributación, como lo hacen decenas de miles de peruanos.

No conozco a los congresistas comprometidos en esas acusaciones. No soy ni seré su defensor. A quien quiero defender con toda la vehemencia que me inspira mi vocación democrática, es al Congreso, como institución fundamental de nuestra organización política. A ese Congreso que es, pese a cualquier discrepancia inconsistente, el primer poder del Estado, porque dentro de su pluralidad personal están representados todos los sectores de la nacionalidad y porque le están confiadas las más prominentes atribuciones dentro de la marcha de la Nación, principiando por la expedición de leyes y continuando con la labor de fiscalización y control que son propias de su elevada tarea.

Los golpes de Estado van siempre dirigidos contra el Congreso. En los regímenes totalitarios y espurios, no hay Congreso. Por tanto, la mayor garantía del Estado de Derecho es la existencia y funcionamiento del Poder Legislativo.

Me temo que la envidia pueda ser uno de los incentivos que llevan a combatir de esa manera a los congresistas. Gozan de buenas retribuciones y de otros privilegios, a los que tienen derecho por ser representantes del pueblo. A quien Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga.

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COMENTARIOS
1 comentarios
Que estupidez de articulo del sr. Chirinos Soto.

Es suficiente con la grabacion en donde admite haberla tocado y penetrado para demostrar que fue sin consentimiento de la muchacha y ademas que ella no tenia conciencia (estaba dopada), en el momento de la comision del delito perpetrado por el congrsista.

La "envidia" que podria existir esta solamente en la capacidad de estos energumenos y abusadores congresistas, de poder hacer lo que les venga en gana (hasta la comision de delitos) y tener impunidad para ello.
20 de mayo 2012
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