La gran batalla

Carlos Tapia se preguntaba por qué el presidente Humala no escogió a los mejores hombres para dirigir los ministerios de Defensa e Interior, y la respuesta es sencilla: el Presidente ha decidido dirigir él mismo junto con su entorno directo la lucha contra el narcoterrorismo y contra la inseguridad ciudadana, y para eso escoge a personas en las que él y su entorno -vale decir, el Premier Valdez, el coronel Villafuerte- puedan confiar plenamente.

La única ventaja de esta opción es que expresaría máxima decisión política de enfrentar el problema y obtener resultados. La pregunta es si las personas encargadas tendrán la capacidad de diseñar y ejecutar una estrategia adecuada. Veremos. Alan García ha sugerido que el Presidente convoque a los líderes de los partidos para conseguir un consenso y un respaldo político nacional en torno a la estrategia que se plantee, lo que sin duda sería muy bueno.

Pero una lucha acaso más estratégica para el país para la que esa clase de convocatoria y respaldo político resultaría ya no recomendable, sino, acaso, indispensable, es la que permita sacar adelante los grandes proyectos mineros y reformular la relación Estado-minería-comunidad. Un estudio del economista Gonzalo Tamayo de Macroconsult ha revelado que un 15% de incremento en el valor de las exportaciones mineras generaría ingresos fiscales equivalentes a todo el presupuesto del sector educación y a 1.5 veces el de Defensa. Es decir, permitiría, por ejemplo, duplicar el presupuesto de educación en el país.

Se necesita, entonces, un gran acuerdo político nacional en torno a la necesidad de sacar adelante los grandes proyectos mineros y multiplicar la inversión minera en general. Chile produce cuatro veces más cobre que nosotros y su minería total es más del doble que la peruana, y por eso se puede dar el lujo de acumular excedentes fiscales en fondos en el exterior que suman ya alrededor de 20 mil millones de dólares, con los cuales no solo atiende épocas de vacas flacas sino que envía a 7 mil becarios al exterior a obtener doctorados en diversas materias. Chile explota al máximo su potencial minero como palanca para dar un salto tecnológico e industrial. Las regalías mineras se invierten sólo en innovación. El cluster minero-industrial que tienen en Antofagasta es espectacular. Y anuncia una cartera de inversiones futuras de 91 mil millones de dólares, con la que proyecta convertirse en país desarrollado en menos de diez años.

El Perú tiene un potencial minero aun mayor que Chile, pero su cartera de proyectos es de 53 mil millones de dólares y de ella 24 mil millones está paralizada por conflictos socio ambientales. Sufrimos el ataque de una estrategia antiminera y anticapitalista que viene parcialmente de fuera y que, por ejemplo, ha convocado a un paro antiminero nacional para el 30 de mayo. El Perú tiene entonces que organizarse para contrarrestarla. Y para ello resulta fundamental que el Presidente convoque, repetimos, a los líderes políticos del país para conseguir su respaldo patriótico en el objetivo nacional de conseguir la más amplia inversión minera posible a fin de conseguir los recursos para dar un salto histórico en nuestros niveles de desarrollo.

La investigación de Macroconsult demuestra que en los distritos con minería grande y mediana la pobreza es 11.1 puntos porcentuales menor que en los distritos similares sin minería.

Esa misma investigación demuestra que en los distritos con minería el ingreso per cápita es mayor en un 54.8% que en los distritos similares sin minería, aunque la percepción de bienestar en ambos casos no difiere mucho.