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REDES SOCIALES
Martes 22 de mayo 2012

Interceptaciones telefónicas e "iter críminis"

Por: Javier Valle-Riestra.
Interceptaciones telefónicas e 'iter críminis'
Foto: Políticosperu.com

Ha surgido un escándalo en la Provincia Constitucional del Callao por la presunta existencia de una red de espionaje telefónico que estaría liderada por el actual alcalde Juan Sotomayor. Falsamente se dice que el burgomaestre habría encargado, presuntamente, a Roberto Martínez, en su calidad, entonces, de Gerente de Servicios Sociales y conocido exfutbolista, contratar los servicios de Ernesto Augusto Torres Córdova, “Tito”, para que intercepte telefónicamente a diversas autoridades chalacas como Félix Moreno, Presidente Regional y Omar Marcos, Alcalde de Ventanilla, posibles contrincantes en futuras elecciones.

Pero, lo cierto es que no existe prueba real, objetiva, palpable que sindique al alcalde Sotomayor como el organizador o promotor de una red de interceptación de las comunicaciones telefónicas en el Callao. Lo que hay son solo dichos, versiones de terceras personas que juegan en el campo de las especulaciones, pero que son insuficientes para iniciar una investigación penal y menos un proceso criminal en contra del mencionado burgomaestre.

En todo caso, no ha producido lo que los juristas llaman iter críminis, denominado también como “el camino del crimen”, “las fases del delito” o “itinerario del delito”. Desde el instante en que la idea criminosa surge en el pensamiento del autor hasta aquel en que la misma se cristaliza en una realidad material, se presenta una serie de etapas sucesivas cuyo conjunto integra lo que desde el medioevo se denomina, insisto, como iter críminis que está formado por las etapas constitutivas de una infracción punible.

Es un proceso que se inicia desde que se concibe la idea de cometer el delito (momento interno que es impune) hasta llegar a concretar el resultado (momento externo que es punible). La fase interna se desarrolla en la mente del autor, mientras que la externa es la exteriorización del hecho pensado e ideado, pero, ejecutado en el mundo real, en la consumación, en el agotamiento. Más aún, comprende todo el proceso psicológico de incubación del proceso delictivo hasta la perpetración del mismo. Una cosa es pensar voy a comprar una pistola y otra comprarla, usarla y pretender matar.

El alcalde Sotomayor no ha realizado así, ninguna etapa del iter críminis. No ha ideado, preparado, tentado, consumado ni agotado ningún delito. Creo que Alberto Borea y yo, al concurrir a la Comisión de Fiscalización y Contraloría del Congreso de la República, presidida por Martín Belaunde, el pasado miércoles 16 de mayo, refutamos ampliamente los inconsistentes cargos. Yo desarrollé el tema teórico de la construcción del delito y Alberto hizo un análisis minucioso y dialéctico de los detalles.

De teoría y acción, sale claramente demostrada la absoluta inocencia del burgomaestre Juan Sotomayor. El Congreso debe dejar de ser un parlamento judicial. Como dije en anterior ocasión “para evitar la tiranía del Parlamento, una reforma deberá incorporar preceptos que limiten el ámbito de las facultades investigadoras y señalar que los comisionados son responsables por sus calumnias y difamaciones, aunque no por sus votos y opiniones”.

Publicado el 22 de mayo de 2012 en el diario La Razón.

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