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Viernes 25 de mayo 2012

¿Qué festejamos el 25 de Mayo?

Por: Antonio Caponnetto.
¿Qué festejamos el 25 de Mayo?
Foto: Medios

Por lo pronto, es más fácil decir lo que no festejamos.

No es el día en que nació la patria. Nuestros orígenes son más antiguos.

No es el comienzo de nuestra libertad, porque antes no éramos esclavos.

No rompimos ninguna cadena. Había  que dejar de estar mal gobernados; había que dejar de correr el riesgo de caer en manos de los franceses, pero no había que dejar de estar presos. Porque nosotros, los americanos, éramos hombres libres.

Tampoco festejamos que el pueblo haya salido a la calle a hacer una Revolución.

El pueblo estaba ordenadamente en sus casas. Los cambios políticos se hicieron de a poco, y los hechos fueron realizados por un puñado de personas capacitadas para tomar decisiones.

No es el día de “la noble  igualdad”.

Españoles y criollos eran iguales ante Dios y ante la ley.

Los indios, los mestizos y los negros formaban parte de nuestra sociedad virreynal, estaban integrados a la misma, y se conocen muchos testimonios sobre el modo en que precisamente ellos –los más humildes- querían al Rey.

No festejamos la tragedia española. Sería como alegrarnos de ver a nuestra madre robada y estafada.

No hay motivos para ponerse contento porque desapareció un Imperio Cristiano, ni porque un Rey se haya mostrado como un cobarde, ni porque Napoleón se haya convertido en un tirano. Ni mucho menos porque los ingleses hayan estado detrás de todos estos males, espiando y sembrando cizaña.

Ni siquiera podríamos celebrar que el Virrey Cisneros haya terminado sin pena ni gloria.

Este hombre había peleado bravamente contra los ingleses en la famosa batalla de Trafalgar, destacándose por su valor.

También había peleado contra Napoleón Bonaparte, defendiendo a su patria española.

Merecía un destino mejor.

Pero no se portó nada bien con los criollos en el Río de la Plata, y acabó muy mal. Lo subieron a un navío mercante y llegó hasta las Islas Canarias. Después, es poco lo que sabemos de él.

De todos modos, en aquellos días, los mejores criollos no hablaron de separación, ni de Independencia, sino de lealtad y de fidelidad.

Esos auténticos criollos no se comportaron nunca como traidores o simuladores.

Cuando decían que le guardaban respeto a Fernando VII, decían la verdad.

Que Fernando VII no se mereciera ese respeto es otra cosa; y es cierto. Tristemente cierto.

Pero lo respetaban por ser el rey legítimo.

¿Qué quiere decir legítimo?

Que está de acuerdo con las ley justa. Que es alguien cierto y verdadero.

Por eso se hablaba de legitimismo fernandino.

Legítimismo, de legítimo, como ya lo explicamos. Y fernandino por el nombre del Rey: Fernando.

En fin, como estábamos aclarando lo que no podemos festejar, digamos para redondear, que mucho menos podemos festejar que, a partir del 25 de Mayo de 1810, aquellos hombres de quienes dijimos que tenían una confusión horrible en la cabeza, hayan empezado la tarea de quitarnos nuestras raíces católicas.

Este camino nos llevó a la perdición.

Hoy, doscientos años depués, nuestra querida patria, no reconoce a Jesucristo como Su Señor.

Y los gobernantes no cumplen con lo más importante: los Diez Mandamientos.

Buenos Motivos para un festejo

Ya lo hemos aclarado alguna vez: la historia es historia de lo que fue, no de lo que nos hubiera gustado que fuera.

En ese conjunto de cosas que fueron, y que ya no podemos cambiar, hay algunas que podemos recordar con orgullo cada 25 de Mayo.

El Primer Gobierno Criollo fue un gobierno decente.

Desde el principio se estableció que nuestra religión era la Católica, Apostólica y Romana. Y que el cambio no significaba dejar de reconocer la autoridad del Papa y de la Iglesia.

Tal vez te llame la atención esta medida. Pero es que en otros países de América, los que realizaron actos parecidos al 25 de Mayo, no eran tan buenos cristianos.

Desde el principio también se dejó dicho que los ciudadanos tenían el derecho de publicar sus ideas y pensamientos. Pero se castigaba al que publicaba insultos, o escritos contrarios a la moral.

Se hicieron imprimir Catecismos, para que a ningún niño le faltara, y uno de ellos decía: “¿Quiénes declaman por malicia contra la Junta?” [“quiénes declaman” quiere decir quienes hablan]. “Aquellos infelices que, olvidando la religión de nuestros padres, desean entronizar [poner en el trono] en estos dominios a Napoleón, y difundir entre nosotros la anarquía [el desorden] y divisiones intestinas[divisiones entre nosotros] para que seamos una dèbil presa de sus garras”.

Ya ves cómo se insistía en este tema. El enemigo es Napoleón, no España. Las Juntas que se forman aquí, son las mismas que se forman en nuestra Madre Patria.

Nuestro primer gobierno criollo, además, trató de que las provincias no quedaran aisladas.

En parte lo logró y  en parte no. Pero la intención era buena. Porque la patria no era solamente Buenos Aires.

Este Primer Gobierno Criollo quiso ocuparse de la educación de los niños.

Entonces, hizo circular un libro notable: El Tratado de las obligaciones del hombre, del sacerdote Juan Escóiquiz.

¡Qué diferencia! En nuestra época únicamente se habla de los derechos del hombre. Y quienes dicen defenderlos sólo defienden a los terroristas.

Pero en aquellos días de 1810, se hablaba de deberes, de obligaciones, de la palabra empeñada que debía cumplirse, de las responsabilidades que cada uno tenía.

Porque está muy bien tener derechos. Pero antes hay que cumplir con nuestros deberes para con Dios, la Patria y la Familia.

Hay otra medida muy importante que tomó este Primer Gobierno Criollo.

Fue el 8 de junio de 1810.

Se reunió en el Fuerte a los Oficiales indígenas, que integraban nuestros cuerpos militares.

Esos Cuerpos Militares que tanto se habían destacado en las Invasiones Inglesas.

Y se les dijo que, en adelante, “no debe haber diferencia entre el militar español y el militar indio: ambos son iguales y siempre debieron serlo, porque desde los principios del descubrimiento de estas Américas quisieron los Reyes Católicos que sus habitantes gozasen los mismos privilegios que los vasallos de Castilla”.

¿Te das cuenta?

Nuestra Primera Junta recordaba las enseñanzas de los Reyes Católicos. ¡Muy bueno!

Esto era mucho más sabio que creer en Fernando VII.

Ojalá todos hubieran seguido por ese camino.

Festejemos entonces el 25 de Mayo, el haber tenido un gobierno decente encabezado por un gran criollo: Don Cornelio de Saavedra.  

Y compongamos este “Cielito”, como aquellos que se cantaban en esos lejanos días, hace ya 200 años:

El cielito de la patria

hemos de cantar, paisanos,

porque cantando este cielo

nos sentimos más hermanos.

Cielito del 25,

cielito del Mayo fiel,

para los buenos criollos

una rama de laurel.

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