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Miércoles 30 de mayo 2012

¿Por qué funciona la palabra de Marco Aurelio Denegri?

Por: Lic. César Sánchez Olivencia.
¿Por qué funciona la palabra de Marco Aurelio Denegri?
Foto: Sientemag.com

Increíble. Hace tiempo ya debía estar entre los desactivados de la TV peruana; junto a su similar César Hildebrandt. Su rating no pasa de 0.5 % y comparado con el de programas como Al fondo hay sitio, con un rating de un 40%, se puede decir que casi nadie sintoniza La función de la palabra. ¿Cómo ha podido mantenerse en el mercado un programa cultural que “no es para idiotas” y sujeto al vaivén político de un canal del Estado?

Por si aún no lo sabe amigo lector, este programa cultural, no hace otra cosa que hablar a su escaso público acerca de ciencia, religión, filosofía, cultura, educación, moralidad, sexualidad historia, anécdotas, entre otros temas nobles y santos, que no llegan a conquistar a la mayoría de jóvenes y adultos, sin perjuicio de que el canal diga que es un programa para mayores de 18 años. El Art. 14º de la Constitución de 1993 dispone que “los medios de comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural”

El caso es que mientras los canales comerciales presentan programas felices y sensuales  de calatitas, cómicos groseros y animadores con la sonrisa de oreja a oreja, para divertir al público con el viejo truco del reality, talk show y concurso; el conductor de La función de la palabra se pone a tratar sobre el buen uso del idioma, los autores  Carlos Fuentes y Vargas Llosa, la opinión de científicos literatos y artistas, el patriotismo de Miguel Grau, Cristo,  las profecías de Nostradamus, y otros temas de alto nivel formativo que no divierten a la mayoría del público.

El público televidente esta acostumbrado a mirar la TV fácil desde hace muchas décadas. (ni hablar de la TV basura) El televidente no cambia fácilmente  sus preferencias que ha adquirido desde la niñez.  Las mujeres con sus telenovelas mediocres de origen mexicano y venezolano, su Al fondo hay sitio, y sus shows femeninos a partir de las 9:00 de la mañana mientras cocinan. En las noches, los hombres  con sus programas de calatitas que ahora llaman modelos, sus noticieros poblados de crímenes, violaciones, farándula y su fútbol. (¡La fórmula para el rating!)

Gracias al libre mercado que existe en el Perú triunfan  los travestis y homosexuales en los programas de atractiva farándula, sano entretenimiento y ejemplar diversión familiar que disfrutan los niños y adultos. La pornografía  tiene su público. Publicidad de cervezas, telenovelas, películas sangrientas han copado la pantalla chica para distraer al público. Programas impacto en los niveles socioeconómicos C, D y E. Todos vivimos felices hasta que alguien nos dice que existe ¡La función de la palabra¡ “Ni locos…y nada…ni cag…”, dice la young people.

Olvídense de lo que dice el Minedu sobre la educación. Al televidente le importa un rábano que les digan que han perdido la identidad, que son peruanos, pero no parecen peruanos, que les gusta Kurt Cobain antes que la Pastorita huaracina y que los acusen de falta de nacionalismo por negar sus raíces y su propia identidad. Tampoco les interesa que actualmente en Europa  la televisión sea muy selecta, con programas noticiosos, culturales y de entretenimiento de primera calidad.

En este entorno, ¿qué puede aportar un programa cultural-educativo, conducido por un intelectual que dice:” yo no puedo negarme a dar mi cuota de esclarecimiento en medio de este torbellino general de incultura y embrutecimiento; me da igual que me vean dos personas que doscientas mil”(…)  la inteligencia es más peligrosa que ese movimiento. (Sendero luminoso), por eso la televisión comercial no le da cabida a la inteligencia porque es peligrosa”. (¿No deseamos pensar; solo deseamos alegría?).

A Marco Aurelio Denegri no le interesa el rating… ni las calatitas… ni los viejos trucos de la TV para fidelizar al público. Quizás nunca pierda el tiempo con Al fondo hay sitio, (¿o sí?) que en realidad es buenísima, desde el punto de vista técnico. (El productor, actores, técnicos y marketeros saben lo que hacen para ganar dinero a costa del público que se identifica con sus personajes); aunque a  Hildebrandt le parezca una profunda irreverencia metafísica, y  Clemente Palma pueda decirnos que: “…son burradas más o menos infectas (…), como  calificó a un poema de César Vallejo en 1917.

¿Por lo demás, es malo que un grupo de actores  representen un libreto  estructurado como sketches o escenas cómicas que duran entre uno y diez minutos aproximadamente; cuyo tema gira en genial círculo vicioso acerca de los enredos amorosos de varias parejas, y que los televidentes, de los niveles socioeconómlcos C, D y E se aferren al televisor con la mirada perdida en la pantalla, en un estado casi cataléptico, y que no quieran saber nada de La función de la palabra?

Aunque sorprenda a muchos, Beto Ortiz es uno de los periodistas que mejor ha comprendido el fenómeno de la cultura peruana vs Marco Aurelio Denegri. Dijo en 2010: “Una cosa es que la gente te pida de la boca para afuera para sonar políticamente correcto en un evento cultural y otra cosa es lo que consume. La gente dice queremos cultura pero Marco Aurelio Denegri hace 0.3 de rating. Si la gente quiere cultura por qué a Marco Aurelio no lo ve nadie, si es erudito y probablemente uno de los hombres más cultos del Perú.

Explica el ahora conductor de Abre los ojos que “esa gente que quiere cultura va a su casa y mira Magaly, entonces esto es un negocio y los medios, por supuesto van a privilegiar los programas que consiguen más dinero. Si yo quiero insertarme dentro de la televisión tengo que cogerme a las reglas de juego.   Tú haces un programa y si la gente lo ve,  bien y si la gente no lo ve te vas”. Frente a esta realidad, ¿qué puede hacer por el rating La función de la palabra, el programa de lujo del genial Marco Aurelio Denegri,? ¡Sobrevivir¡, Thanks my God.

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