Un gobierno sin reflejos

Al momento de escribir esta columna recibo la noticia de que en Espinar, Cusco, dos manifestantes han muerto en los enfrentamientos con la policía en medio de las protestas que estos vienen realizando en contra de la minera Xstrata. Las noticias, como suele suceder en estos casos, llegan por partes, pero que el Fiscal Penal de Espinar lo haya anunciado, sin duda confirma tales hechos.

Resultaba previsible que la violencia se desencadenaría en Espinar. La lentitud del gobierno para intervenir cuando el conflicto todavía no llegaba a la violencia y la poca disposición al diálogo de una parte de la dirigencia, sumado a ello el silencio de la empresa dueña del yacimiento minero Tintaya, han sido parte de las razones de estos trágicos sucesos. Sin lugar a dudas la muerte de dos peruanos es una tragedia, más aún si es producto de la negligencia y la intransigencia de quienes, tanto desde el gobierno como desde la sociedad civil, los representan.

Todo esto evidencia, por otro lado, la incapacidad del gobierno del presidente Humala y de su gabinete encabezado por Oscar Valdés para encauzar y solucionar los conflictos que se le han ido presentando, demostrando con ello una ineficiencia generalizada que lamentablemente el Presidente de la República ha venido avalando y respaldando en diversos momentos.

¿Habrá manera de que el gobierno entienda que los llamados conflictos socioambientales expresan un acumulado de malestares de larga data? ¿Será posible que entiendan en Palacio de Gobierno que todas las protestas de estos días son mensajes directos a un Presidente que no supo mantener su palabra? ¿Llegará a entender Ollanta Humala que la demanda de inclusión es centralmente un reclamo político, por el respeto de los derechos de la ciudadanía movilizada?

Mientras en Palacio de Gobierno se siga pensando que la inclusión se reduce a la buena distribución de los recursos que se cuentan para tal fin y que los pobladores que protestan son borregos llevados de la mano por un puñado de extremistas radicales, no habrá solución alguna a los conflictos. Y, al parecer, como durante el segundo gobierno de Alan García, los heridos y muertos seguirán aumentando y nadie se hará responsable.

Al terminar de escribir esta columna, a las seis y treinta de la tarde, constato que para Andina, la agencia oficial de noticias de nuestro país, en Espinar no hay muertos, solo actos vandálicos cometidos por la población que deben ser investigados. Una señal más de lo mal que andamos (Con información de Diario 16).