La Hoja de Ruta (HR) fue recordada a mediados de la semana pasada. Sin embargo, la verdad es que en los últimos meses, no sabemos si por los problemas coyunturales o como resultado de los cambios en el gobierno, ya no se habla mucho de ésta.
El documento de la Gran Transformación (GT) fue soslayado luego de la primera vuelta de la campaña electoral y la HR parecería estar siendo olvidada antes de cumplir el primer año de gobierno. En esa línea premonitoria, Sinesio López señaló recientemente que el viraje del gobierno de la centro–izquierda a la centro-derecha es indiscutible y lo que se debate es si ese desplazamiento llegará hasta la derecha pura y dura.
Desafortunadamente, hay otra evidencia que avala la conjetura anterior. A inicios de mayo, el gobierno dispuso la ampliación del proceso de actualización del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional con metas al 2016 y al 2021 por dos años. De esta forma, el CEPLAN lo terminaría en abril del 2014, al tercer año de gestión, con lo que el documento que debía servir de guía, incorporando de manera balanceada las políticas de Estado y las prioridades del nuevo gobierno (GT y HR) llegaría tarde y sería un simple registro ex post de políticas ya aplicadas. Esta situación es delicada en circunstancias en que esa postergación era innecesaria, ya que el plan estaba prácticamente terminado, fue inicialmente publicado y luego retirado de la hoja web institucional.
La verdadera denominación de la HR, es la de lineamientos centrales de política económica y social para un gobierno de concertación nacional. No comprende muchas temáticas y por tanto no podría convertirse en el único instrumento de gobierno. Nada se dice de la política exterior, políticas sectoriales específicas, cultura, defensa, entre otras, que debían ser integradas en el Plan. Sin éste, ni la HR, temas como redistribuir el ingreso, apoyar la ciencia y tecnología, desarrollar el mercado interno, crear y fortalecer cadenas productivas, impulsar la pequeña y mediana producción agrícola, defender la libre competencia, entre otros, parecen estar siendo retirados de la agenda pública.
Ricardo Vásquez señaló acertadamente que la GT y la HR indicaban la existencia de un proyecto político. Con estos documentos se “tenía la vocación de ir a alguna parte”. Ahora, pareciera que el único proyecto es el de administrar la coyuntura, donde el mercado y la inercia mandan, aunque hay algunas convicciones que se mantienen. No hay que omitir que cada una de estas propuestas refleja consensos sociales y políticos. Olvidarse de las mismas es romper los equilibrios, las alianzas previas y llevarnos al pasado, como si estuviéramos en plena lucha electoral, con los costos que esto implica (Con información del diario La Primera).