Sí a la Alianza del Pacífico

Tal parece que el asustado ateo Hugo Chávez (que ahora le reza a Dios) les ha ordenado a sus subalternos en Perú, léase Santos, Arana, alcaldes provinciales de la Sierra, jefes de frentes de “defensa” regionales, congresistas chavistas infiltrados, etc., que es hora de jugarse el todo para reemplazar a Ollanta, antes que el presidente suscriba en Santiago la consolidación de la Alianza del Pacífico entre México, Colombia, Perú y Chile.

Esta “Alianza del Pacífico” la forman los cuatro países emergentes de América hispanoparlante con mayor expectativa de poderío en el mediano plazo, por coincidencia todos ribereños al Océano Pacífico, que dejaron atrás la etapa del subdesarrollo donde aún se debaten los demás del continente, sobre todo las quebradas Argentina, Bolivia, Venezuela y Cuba (Repsol no encontró petróleo en la bahía de La Habana, solo pozo seco).

Cuán importante será el futuro inmediato del conjunto de naciones del Pacífico y su vigencia por varios siglos, que el gobierno ruso está deliberando seriamente para trasladar sus centros de poder político y económico europeos hacia su inmenso territorio asiático sobre nuestro Océano, estableciéndolos en Vladivostok, cerca a Japón, Mongolia y China, con lo que Taiwán, Vietnam, Malasia, Tailandia y la cercana India formarán un gigantesco mercado de intercambio, junto a Canadá, EEUU, Australia, Nueva Zelanda y los emergentes de la Alianza hispanoamericana.

El asunto que trae la orden del sátrapa es convertir la algarada del 31 de mayo en levantamiento de los radicales de la Sierra (Cajamarca, Puno, Ayacucho y Cusco) pues la Costa está en nivel fuera de su alcance. Buscan detener la inversión privada, regresar al Perú al listado de país menesteroso para hacerle ingresar a las casas del Alba de países quebrados. La clase media de crecimiento explosivo se encuentra en la costa. Representa la mitad de la población del Perú (US$ per cápita 15,000 vs. 4,000). En la sierra no la hay, como en Bolivia, donde todos son atrasados. En Cusco y el Pozuzo algo hay por el turismo.

Es la hora decisiva para el Perú. O enrumba su futuro hacia el primer mundo o se estanca. Le ha tocado en suerte al actual gobernante decidir el camino. Debe tomar medidas radicales (la mayoría de la población lo apoyaremos) para erradicar a esos radicales, enanos mentales que paran desquiciando al Perú, respaldados por ONG apátridas defensoras de derechos de terroristas.

Si fuera necesario salir del mecanismo de la CIDH, no importa. Hay que hacerlo, no pasará nada. Más bien si logramos estabilizar el orden y la paz, vendrán solitas las inversiones. Costará sangre, sudor y lágrimas volver a consolidar el porvenir del Perú, como les costó a Inglaterra en los albores de su civilización, a Alemania e Italia en el siglo XIX y al propio EEUU. Así será, pues. Dios mediante nos libraremos de los comunistas.

Publicado el 04 de junio de 2012 en el diario La Razón.