¿Y si los precios de los metales caen?

En Abril hábilmente se ha escamoteado un hecho trascendente, las exportaciones han disminuido respecto al mismo mes del año anterior, siendo la razón la caída de la cotización de los metales en el mercado internacional, hecho que nos afecta, por depender el 60% de aquellas de la actividad minera. Al presentar el consolidado de ventas al exterior del período enero-abril, las cifras son positivas respecto al mismo período del año anterior y ha pasado desapercibido lo ocurrido.  Vale la pena preguntarse ¿qué pasaría si la tendencia se mantiene?

Antes que nada la probabilidad que el problema continúe existe, las dificultades  de Europa, aún sin solución, están entre las causas principales. Tenemos que ensayar una respuesta en el terreno económico que supla esta caída, para no afectar seriamente el crecimiento. La única vía en el corto plazo es la ejecución de obras de infraestructura, que pueden hacerse vía concesión al 100% a cargo de privados o en asociaciones público-privados, cuando los ingresos calculados de la actividad no son lo suficientemente atractivos, pero  que el fin amerite el proyecto.

Para que el deseo de atenuar la caída del crecimiento ante una debacle del sector minero, sea realidad, lo que se necesita es que la agencia Proinversión funcione con la precisión de un cronómetro de alta calidad. Eso no lo estamos observando en este momento, llama poderosamente la atención el lanzamiento de procesos que no tienen  sentido económico alguno, si es que no se encaminan convenientemente. La única explicación es que están queriendo hacer noticia, lo que es una irresponsabilidad suprema, ante la indiferencia de los ministros de estado que conforman su directorio.

Para ser específicos, los proyectos de gasoductos regionales, del suministro de gas natural licuefactado en cantidades pequeñas, la ampliación del puerto de Bayovar y la Central Hidroeléctrica de Molloco, no tienen razón de ser, de la manera que han sido planteados. De continuar en la misma dirección no van a encontrar interesado que participe.

Una señal más que tenemos un gabinete agotado no solo en credibilidad sino de ánimo para hacer las cosas, no se necesita ser zahorí para darse cuenta que los procesos planteados están destinados al fracaso.