¿Qué pasa en los colegios?

¿Qué está ocurriendo en los colegios, que los alumnos hacen noticia con la práctica del “bullying” y, ahora, “la clave”, que no se sabe cómo surge, pero que sirve de pretexto para que se agarren a golpes? ¿Y las autoridades? ¿Y los padres de familia? ¿Y qué podemos decir de los medios de comunicación masiva? ¿Dónde está el origen de estas prácticas que lejos de ser desterradas de las aulas escolares, al parecer se acrecientan y son alentadas? ¿Es éste el modelo de sociedad que estamos construyendo? ¿Qué hacemos todos, sociedad y Estado incluidos, para combatir estas distorsionantes prácticas entre nuestros niños y jóvenes? ¿Qué están haciendo las autoridades, al más alto nivel de gobierno?

Periódicamente salen noticias que dan cuenta que un escolar fue golpeado por sus compañeros, entre risotadas y festejos grupales, porque han encontrado en el “bullying” y “la clave”, una práctica de desenfado juvenil, producto de la violencia que ellos mismos viven no sólo en sus hogares, sino en la sociedad. Pareciera que los niños y jóvenes que se sienten héroes en estos “juegos” no toman conciencia de lo riesgoso y peligroso que puedan resultar para su formación como seres humanos, porque están incorporando elementos distorsionantes en sus valores personales.

Lo último que supimos fue la de un escolar de 13 años que hace unos días fue internado en el Hospital Daniel Alcides Carrión con una lesión grave en los genitales, luego de que fuera golpeado en esa zona por un grupo de 20 menores mientras jugaban “la clave”. Esta práctica, según los propios escolares, consiste en una batalla entre dos bandos, cuyos integrantes golpean a otra persona del equipo contrario hasta que adivine una palabra secreta. “Es cuando te chapan, te meten puñete, te comienzan a pegar y tienes que decir la clave, si no lo dices es peor. Lo golpean hasta que diga”, señaló el agraviado a un noticiero televisivo.

Estas conductas violentistas se vienen incubando, sin que se reaccione adecuadamente, en las aulas escolares y se acentúan día a día, según podemos constatar por las informaciones periodísticas en aumento. “La clave” se suma, ahora, al “bullying”, que es un vocablo que proviene del idioma holandés y significa “acoso”. Dan Olweus en la década de los 70 fue el primero en utilizar el término de “bulliing” para situaciones de acoso escolar; lo que derivó en que las escuelas de Noruega establecieran programas de “antiacoso”.

En nuestro medio, el concepto y la práctica son relativamente nuevos, pero, mayormente, lo experimentan los niños y adolescentes varones, ante la inacción de las autoridades de los centros educativos. Y no es exclusivo de algún nivel socioeconómico o género. En ambos casos, se trata de conductas violentas de agresión física, verbal y emocional, que no se detienen, que son intolerables y que se dan de manera prolongada y sostenida, generando daño psicológico tanto en la víctima como en el agresor, según explican los especialistas.

¿Qué los lleva a actuar de esta manera? Los expertos señalan que las causas pueden ser muchas, pero en general se observa en niños con baja autoestima, que provienen de ambientes familiares donde se viven agresiones físicas o verbales constantemente. Esto los lleva de manera inconsciente a desahogarse, posicionándose como agresores en los otros ambientes en que se desenvuelven. Y son los colegios los espacios propicios que encuentran para dar rienda suelta a sus prácticas violentas. ¿Qué hacer? Con esta nota pretendemos llamar la atención de las autoridades, en los colegios, y de los padres, en sus hogares, para que desarrollen procesos abiertos y francos  de comunicación con los niños o adolescentes, única manera de ganarse la confianza y, por ende, convertir en aliados a potenciales practicantes de este “juego”. Ganada la confianza, tendremos mecanismos más fáciles y efectivos de comunicación y, consecuentemente, de entendimiento para combatir el problema (Con información del diario Expreso).